Lo hará en la explanada del Guggenheim como aperitivo del Bilbao BBK Live
Lo hará en la explanada del Guggenheim como aperitivo del Bilbao BBK Live
El cantautor estadounidense, que posee cinco Grammys, popularizó el tema ‘You’ve Got a Friend’, escrito por su gran amiga Carole King
Lavanguardia.com | 04/05/2012
Barcelona. (EFE).- El cantautor norteamericano James Taylor, muy conocido por su versión del tema You’ve Got a Friend, de Carole King,
actuará el próximo viernes en el Palau de la Música Catalana dentro de Festival Mil.leni, según han informado los organizadores del festival.
Sus cinco premios Grammy y los más de 50 millones de discos vendidos a lo largo de su carrera son algunos de los avales con que cuenta este prestigioso músico, que forma parte del Salón de la Fama del Rock And Roll y que el pasado mes de marzo recibió además la Medalla Nacional de las Artes de los EEUU.
Considerado uno de los precursores de la ola de cantautores de los años 70, Taylor ha compuesto canciones históricas, conocidas por su tempo suave y sensible, como Fire and Rain, Country Road, Something in the Way She Moves o Carolina In My Mind y, en 1971, popularizó el tema You’ve Got a Friend, escrito por su gran amiga Carole King.
Todos ellos están incluidos en su disco de 1976 Greatest Hits, el más exitoso de su carrera hasta la fecha y uno de los pocos álbumes que han conseguido la categoría de disco de diamante en EE.UU.
El grupo británico cerrará, el 14 de julio, el Festival de Guitarra de Córdoba
M. de la Fuente / Madrid
ABC.es – 04/05/2012
Jehtro Tullson uno de los grandes de la historia del rock. Más de cuarenta años de carrera en la que siempre ha sonado la flauta, la flauta de Ian Anderson, su carismático y estrambótico líder, uno de esos tipos inclasificables e inverosímiles, capaz de llenar un escenario él solito.
Y uno de esos escenarios (actualmente están de gira por Gran Bretaña y pronto por Europa) afortunadamente va a ser español, el del Festival de la Guitarra de Córdoba cuya 32 edición van a cerrar, precisamente, los Jethro, el día 14 de julio.
La banda de Ian Anderson, además, está de aniversario y está de estreno. De aniversario, porque se cumplen cuarenta años de la publicación de uno de sus discos emblemáticos, «Thick as a brick», y de estreno porque hace unas pocas fechas que han publicado la continuación de ese álbum, «Thick as a brick 2».
Rock progresivo, mezcla de folclore y música medieval británicos, mucha potencia, mucho baile, y mucha pegada aportarán los Jethro a la muestra cordobesa por la que también van a desfilar otros destacados artistas. Entre ellos, John Scofield, Serrat y Sabina, Luar Na Lubre, Saratoga, el cantaor Miguel Poveda y Amaral.
Cómo ‘La naranja mecánica’ influyó en el ‘look’ de Jagger y Richards | En Liverpool nadie se cree el mito de los Beatles buenos y los Stones malvados
Rolling Stones ‘ 50 | 05/05/2012
Andy Robinson | Liverpool
Lavanguardia.com – Enviado especial
No es fácil hablar de los Rolling Stones en Liverpool. No porque no gustase su música, sino porque siendo uno de Liverpool, cuesta creerse aquel poderoso mito de que los Beatles eran cuatro chicos buenos y los Stones cinco chicos malos. El mito ha recorrido el mundo durante 50 años creando role models para adolescentes desde Delhi a Dallas, desde Tokio a Tarragona.
En España, ser de Jagger y Richards venía a ser una seña de identidad revolucionaria frente a los conformistas ye ye de la beatelmania. «Los Beatles cantaban I wanna hold your hand, (quiero sujetar tu mano) a nosotros, nos gustaban más los Stones porque querían sujetar otras partes del cuerpo», afirmó Dick Waterman, manager de bluesmen diversos que viajó con los Rolling Stones en su gira europea de 1970.
Pero aquí, en Liverpool, la idea no cuadra. Ni tan siquiera en la nueva colección del merseybeat del vanguardista Museo de Liverpool abierto este año. Los chicos buenos brillan por su ausencia cuando recorres el viejo dockland, detrás del icónico Liver Building y los clubes nocturnos, donde John Lennon compraba sus discos de rhythm and blues y rock and roll a marineros norteamericanos antes de que estos se perdiesen en Lime Street entre prostitutas. Mujeres como Maggie May, la protagonista de la canción skiffle que John Lennon y los Quarrymen cantaron a los dieciseis años, cuando conocieron a Paul McCartney
Tampoco hay muchos chicos buenos cuando recorres la historia oscura de violencia urbana que siempre convive con la cultura bohemia de poetas como Adrian Henri, del teatro alternativo y de la música rompedora de Liverpool, una oscuridad ambiental que no era ajena a la compleja psicología de Lennon. Chicos graciosos, irónicos, eso sí; pero buenos…
Ese no es el recuerdo de quienes iban al Cavern Club en Matthew Street a ver a aquellos que, con peinado rockabilly y pantalones de cuero, tocaban de espaldas al público. «Liverpool era una mezcla de rock y violencia entre 1959 y 1963», explica Gerry Marsden, de Gerry and the Pacemakers en una de las entrevistas concedidas con ocasión de la inauguración este año del nuevo museo. «Hubo 400 grupos de merseybeat y podías tocar en un club distinto cada noche durante un año entero». El circuito del rhythm and blues londinense que recorrían los Rolling Stones parecía, en comparación, provinciano.
Sólo Hamburgo podía competir con Liverpool en aquellos años. Era justo cuando Keith Richards, con unos tiernos 19 años, iniciaba una relación «cariñosamente inocente» (según confiesa en su autobiografía Vida) con su primera novia, Lee Mohamed. Los Beatles estaban en otra honda: «¿Has visto el Satyricon de Fellini? Pues Hamburgo era así», le dijo Lennon a Jay Wenner, de la revista Rolling Stone, en la famosa entrevista de 1971.
En realidad, la dicotomía chico bueno-chico malo, Beatles contra Rolling Stones, es una fabricación de mercadotecnia de dos brillantes relaciones públicas. El primero de ellos fue Brian Epstein, el vendedor de discos de vinilo de Merseyside, logró convertir a los Beatles en el grupo que enamoraba hasta a la abuela, salvando así la brecha generacional que el propio cuarteto había abierto (She’s leaving home). «Epstein nos enfundó dentro de trajes y nuestra música en directo murió», llegó a decir Lennon.
Y luego llegó Andrew Loog Oldham -más maquiavélico que Epstein-, que buscaba, en 1962 y 1963, un grupo que cumpliera con sus planes de crear un alter ego nihilista y misántropo (quizás también misógino) que contrarrestara las acarameladas sonrisas de los fab four. Es decir, un conjunto ideado a partir de la novela La naranja mecánica, de Anthony Burgess, tal como Oldham admite en una entrevista telefónica concedida esta semana a La Vanguardia desde su residencia de Bogotá: «La naranja mecánica fue uno de los culpables, desde luego», explica. «Para aquel cambio de imagen, me dejé influir por varias cosas, como la novela ¿Por qué corre Sammy?, de Budd Schulberg, que cuenta la historia de un joven que llega al éxito apuñalando a otros por la espalda».
Oldham aun defiende lo que Epstein y él crearon: «Lo de los chicos buenos y los chicos malos es tan viejo como mi abuelo. Para cada Elvis hay un Pat Boone. Para cada Cliff Richard hay un Billy Fury… Eso explica tu identidad a tus padres, y a tus amigos. Si te gustaban los Beatles, eso explicaba quién eras», dice, aún hoy dando por bueno su propio mito. «Y si te gustaban los Rolling Stones, estabas lanzando una advertencia al mundo…»
El problema para Oldham y los Stones era que -a diferencia de ellos- los Beatles jamás cumplían con su estereotipo de marketing. Cada vez más influido por el LSD, Lennon componía canciones que llevaban a los fab four a lugares oscuros que los Stones jamás alcanzarían. «Let me take you down where I’m going to…», cantaba en Strawberry fields, en 1967. Todo un descenso psicodélico a lo desconocido.
Y cuando los Beatles crearon el extraordinario Sergeant Peppers en 1967, los Stones respondieron con su Satanic Majesties, una imitación tan mala que el propio Richards califica ahora de «un montón de mierda». No era el único plagio mal hecho: «Todo lo que hacíamos nosotros entonces, lo hacían ellos (los Stones) dos meses después», dijo Lennon en la misma entrevista.
Richards se jacta en su libro de haber tenido más aguante con la droga que Lennon. Pero los Stones jamás lograron trasladar sus viajes de conciencia a sus canciones, como sí hicieron los Beatles en Sergeant Peppers. Con ocasión de For the benefit of Mr. Kite, Lennon tomó LSD y escribió una letra surrealista que recuerda al Adrian Henri de Liverpool. Intentó explicar la experiencia al productor George Martin, describiendo imágenes de infancia en parques de atracciones. Los dos introdujeron la grabación de un órgano de feria, y, luego, trocearon la cinta, recomponiéndola al azar dadaísta para dar el sonido onírico al tema. En comparación con esto, los Stones parecían un grupo del montón con un rock cada vez más previsible…
Las entradas saldrán a la venta el próximo 8 de mayo
The Beach Boys, uno de los grupos más legendarios del mundo, arrancará su gira europea, en la VII Edición de Músicos en la Naturaleza. El Festival se ha convertido en una referencia en el panorama musical a nivel internacional, tanto por el lugar, la Sierra de Gredos, como por la organización y los grupos que han pasado por el escenario ubicado en la Finca de Mesegosillo.
Los Secretos serán los primeros en subirse al escenario de Hoyos del Espino (Ávila) el próximo 21 de julio
Presenta el espectáculo Gainsbourg via Japan en el Instituto Francés
ABC.es
M. de la Fuente / Madrid
Día 04/05/2012
A Jane Birkin siempre le gustó mostrarse al natural. Así lo hizo bien prontito, con veinte años, en 1966, en aquella película emblemática de los 60 que fue «Blow up», de Antonioni.
Luego, un hombre, feo como pocos y genial también como pocos, Serge Gainsbourg se cruzó en su camino, con la fortuna de que el tal Gainsbourg fue uno de los grandes compositores de la música francesa del siglo XX.
Se hicieron pareja de hecho y de derecho, es decir humana y musicalmente, y en 1969 se hicieron famosos a golpe de susurro con «Je t’aime… moi non plus», un clásico de la música guatequera (cuando tocaban las lentas) de los años siguientes.
Estuvieron juntos doce años, y siempre ha parecido que Jane nunca pudo olvidar a Serge. Hasta hoy, porque el espectáculo que la actriz y cantante está presentando desde hace unos meses lleva por título Gainsbourg via Japan, un modelo de recital intimista, tranquilo, en el que la Birkin se acompaña de un pianista, un violinista, y un percusionista para interpretar las canciones de Serge. Casi como tener a Jane en el salón de casa.
Los Beach Boys originales tocarán en Ávila y Barcelona
Europa Press | Madrid
viernes 04/05/2012
Los miembros fundadores de los Beach Boys, Brian Wilson, Mike Love, Al Jardine, Bruce Johnston y David Marks se han reunido para celebrar el 50 aniversario de la creación del grupo, algo que están conmemorando con conciertos por todo el mundo. 
Así las cosas, la banda americana vuelve con su formación original y la Sierra de Gredos (Ávila, 21 de julio) será testigo junto con Barcelona (día 23) de las dos únicas fechas que ofrecerán en España dentro de las 50 programadas para esta gira. Las entradas estarán a la venta a partir del próximo 8 de Mayo en los puntos de venta habituales.
Los miembros fundadores de The Beach Boys, se han reunido para celebrar el 50 aniversario del grupo y han anunciado detalles de su nuevo álbum de estudio, ‘That’s why god made the radio’, que Capitol Records editará el próximo día 5 de junio.
Con más de 100 millones de discos vendidos desde sus comienzos en 1961, entraron en el Rock and Roll Hall of Fame en 1988, la Revista Rolling Stones los ha colocado en el nº 12 de su lista de los 100 mejores artistas de todos los tiempos, su disco ‘Pet Sounds’ ha sido seleccionado como uno de los mejores de la historia, y Billboard los nombra como la banda Americana que más discos y singles ha vendido.
El panorama discográfico vive desde hace meses la resurrección de artistas que marcaron época y que presentan nuevos trabajos en pleno desplome de la industria
ABC.es
Rosario González / Madrid
Día 03/05/2012
La nostalgia vende. O al menos esa parece ser la conclusión a la que ha llegado la industria discográfica, que sorprende desde hace meses con la resurrección de artistas que marcaron época.
En pleno desplome de un modelo de negocio herido de muerte y rodeado por el boom de programas televisivos en búsca de nuevos talentos, asoman la cabeza figuras como José Luis Perales, el Dúo Dinámico, Raphael o Luis Pastor, que se baten en duelo y sin pistolas con la generación de justinbiebers y pablosalboranes que habían tomado al asalto la lista de novedades musicales.
Parten con la ventaja de tener el nombre, el estatus y mantenerse imbatibles en las peticiones del karaoke. Y es que, así como los segundos tienen una legión de adolescentes que se rascan la paga para comprar sus discos, los primeros han reclutado a las madres que, disco en mano como argumentario, se despachan a gusto y con pruebas con el mítico «ya no se hacen canciones como la de antes». O al menos ya no se venden como antes. El año pasado, la venta de discos cayó un 11%, mientras que la caída en la última década acumula ya un 71,46%, según datos de Promusicae.
Los artistas son los héroes de un modelo de negocio masacrado por la crisis y la piratería. Así lo reconoce una de las últimas viejas glorias en salir de nuevo a escena, José Luis Perales, que acaba de publicar «Calle Soledad»: «Hay que ser muy, muy valiente para sacar disco ahora y, si es con canciones nuevas, hay que ser medio héroe», asegura.
El cantante tiene claro que el público demanda a artistas que marcaron una época «porque les encanta recordar lo que fueron». Y añade más: «No quiero meterme con nadie, pero creo que hay menos creatividad que antes. Además, las canciones tienen ahora menos oportunidad para hacer historia que en nuestra época, cuando las compañías dedicaban mucho tiempo a la promoción y los temas quedaban en el ánimo de la gente», argumenta.
La reflexión no va desencaminada. Las estrellas incipientes o incluso algunas algo más asentadas acaparan titulares, flashes y los hits del momento pero, a la hora de hacer cuentas, son las viejas glorias las que mueven el mercado discográfico o al menos lideran las ganancias.
Los artistas más poderosos
En 2007, la lista Forbes dedicada a los músicos más ricos revelaba que los Rolling Stones o Madonna se imponían como líderes de ventas a estrellas emergentes como Rihanna o Mika. Según la revista, los Stones se embolsaron ese año 88 millones de dólares y protagonizaron la gira más rentable de la historia de la música, con más de 400 millones de dólares de beneficios. En la lista les seguían Madonna, Elton John, Celine Dion o U2, artistas talluditos todos ellos.
La tónica se repite en la última lista elaborada este año por la famosa revista, con artistas como U2, Bon Jovi, Elton John o Paul McCartney entre los 20 más poderosos.
Anécdotas posteriores a los 70 aparte, se trata de uno de los grandes álbumes que se publicaron en aquellos años. Marc Bolan conseguía su consagración definitiva con este trabajo que fue el más vendido en 1971 en el Reino Unido. Fue el sexto en la carrera de T. Rex, aunque los cuatro primeros llevaban el nombre completo del bicho jurásico, Tyrannosaurus Rex. Otra de las joyas que contiene «Electric Warrior» (Universal), es «Jeepster». Toni Visconti, productor original del disco, ha sido el encargado de llevar a cabo la remasterización.
The Beach Boys publicarán su nuevo disco el próximo 5 de junio, aunque aún no han escogido el título para este trabajo discográfico, el primero con canciones inéditas en más de veinte años, según aparece publicado este martes en ‘The Guardian’.

Chris Ethridge, bajista y miembro fundador de los Flying Burrito Brothers, murió ayer (23 de abril) a causa de un cáncer de páncreas, en Meridian, Mississippi. Tenía 65 años.
En 1967, Ethridge se unió al grupo de Gram Parsons The International Submarine Band, que en 1968 publicó su único álbum, “Safe at Home”. Tras esto, Parsons se unió brevemente a los Byrds; y, en 1969, junto a Ethridge, Chris Hillman (ex Byrds) y Michael Clarke formó The Flying Burrito Brothers, pioneros del country-rock. Ese mismo año publicaron su primer disco, “The Gilded Palace of Sin”, en el que Ethridge fue coautor de tres canciones: ‘Hot Burrito 1’, ‘Hot Burrito 2’ y ‘She’.
Tras el primer trabajo de los Flying Burrito Brothers, Ethridge dejó la banda. A lo largo de su carrera, tocó con, entre otros, Ry Cooder, The Doors, Linda Ronstadt, Graham Nash, David Crosby, Arlo Guthrie y muy especialmente con Willie Nelson y Family.
Al conocer la noticia, Nelson ha escrito en Twitter: “Willie Nelson & Family estamos muy tristes al conocer la noticia del fallecimiento del miembro de la Family y amigo Chris Ethridge, que fue un talentoso músico y del que nos sentimos honrados de llamarlo familia”.
Texto de EFEEME publicado el 24 abr, 2012
Acaban de cumplir medio siglo, pero los Rolling Stones no dejan de generar noticias. Entre los rumores sobre un posible disco, la nueva gira y los interminables cuchicheos sobre las difíciles relaciones que mantienen, Robert Greenfield, biógrafo de la banda, acaba de confirmar que ha vendido los derechos de su libro «Exile on Main Street: A Season in Hell» a Virgin Produced para convertirlo en una película.
La biografía de Greenfield, escrita en 2008, se centra en la volátil relación entre Mick Jagger y Keith Richards. La acción transcurre en el verano de 1971, cuando los Rolling grabaron el disco «Exile on Main Street» en el sur de Francia. Según palabras del propio Richards, durante la grabación del álbum, «el ambiente era irrespirable, muy «Hitleresquiano», como lo que se vivió durante sus últimos días de Berlín».
Mientras otros proyectos centrados en este periodo de la carrera de los Rolling han sido documentales, esta cinta será un drama ficcionado, según recoge The Daily Telegraph. Brandon y Philip Murphy, que actualmente trabajan en un biopic de Steve McQueen para Sony, escribirán el guión y Jason Felts ejercerá de productor, aunque aún no se ha iniciado el casting para el reparto que interpretará a la banda.
Veinte fotografías en blanco y negro de los Beatles, que permanecieron durante casi 50 años en un álbum familiar, serán subastadas el próximo 19 de mayo en Stockport, en el condado inglés de Cheshire (noroeste de Inglaterra), informan hoy los medios británicos.
22 Abril 12 – Londres – Efe
La Razón
Las instantáneas, que no han sido vistas ni publicadas hasta la fecha, fueron tomadas en Londres a finales de los 60 y se pondrán a la venta junto con sus negativos originales en la casa de pujas «Omega Auctions».
Las imágenes muestran momentos vividos por los músicos de Liverpool cuando no estaban expuestos a los medios y fueron tomadas cuando la banda inglesa se encontraba rodando su primera película, «A Hard Day’s Night», en marzo de 1964, en el teatro londinense Scala.
En las fotos se ve a Paul McCartney, Ringo Starr, George Harrison y John Lennon con sus instrumentos pero también en otros instantes en los que estaban relajados.
Las imágenes fueron tomadas por Peter Allchorne, quien entonces trabajaba en los estudios Pinewood, y al que se permitía merodear cerca de los componentes del grupo con su cámara fotográfica pese a que, por regla general, se prohibía estrictamente la toma de instantáneas de los Beatles para que no se filtrara nuevo material del grupo a los medios. Desde entonces, esas fotos fueron guardadas en su álbum familiar y prácticamente olvidadas hasta que Allchorne decidió ponerlas a la venta.
La hija de Allchorne, Jacqueline Griffin, dijo hoy a la agencia de noticias local Press Association (PA) que su padre «llegó a conocerlos bastante bien pero no le impresionaban las celebridades».
«Para él eran simplemente cuatro chicos que tocaban en un grupo», indicó Griffin, que añadió que «(las fotos) no se han visto hasta la fecha y llevan en el álbum familiar desde 1964».
Además de las imágenes en blanco y negro, esa casa de subastas pondrá a la venta un menú de comidas firmado por los cuatro miembros de los Beatles, extraído de un viaje en avión que realizaron los músicos desde Londres a Nueva York.
Adiós a Levon Helm, el latido cautivo de América
elpaís.es
Por: Fernando Navarro | 20 de abril de 2012
Auténtica sangre norteamericana. Resonancias míticas de una tierra bastarda, de espíritu indio, orgullo herido negro y músculo osado blanco. El sueño de un lugar bajo el sol, la supervivencia pésima del recién llegado de muy lejos. Si alguna vez América necesitó transformarse en “el sonido que hace el viento entre los matojos del camino”, como recordaba Woody Guthrie en su autobiografía, o en “el susurro de las voces del viento en el trigo encorvado”, como concluía Truman Capote en A sangre fría, fue con la música de The Band, se dejó sentir con el estremecedor toque de batería y el desesperado canto de Levon Helm, fallecido ayer a los 71 años en un hospital de Manhattan, Nueva York, tras no superar un cáncer de garganta contra el que luchaba desde 1998.
Es el agónico adiós de un patriarca de la música norteamericana de raíces, después de que su familia anunciase el martes, a través de un comunicado, que Helm estaba “en la etapa final de su batalla contra el cáncer” y pidiese “las últimas plegarias” para su viaje. Un viaje sin retorno que, sin embargo, como las grandes estrellas, deja una de las estelas más luminosas e impactantes del firmamento de la música popular estadounidense. Un legado ya inmortal no solo porque, a día de hoy, se multiplica en casi cada canción de Wilco, Fleet Foxes, The Felice Brothers, The Black Crowes o toda formación que necesita acudir a la inspiración de The Band para hallar la síntesis perfecta de los sonidos genuinos norteamericanos, sino porque, al mando de su sobresaliente carrera en solitario, Helm guardaba la esencia del mejor folk.
Nacido en Arkansas e hijo de granjeros, Helm creció escuchando los cuentos y leyendas de los indios Chickasaw a los que pertenecía su abuela, así como los sonidos rurales del blues del Delta, el country y el bluegrass de la región. A los 11 años, tras formar un dúo con su hermana, fue contratado como baterista por el músico de rockabilly Ronnie Hawkins, quien le formó y se lo llevó a Canadá donde creó su banda de acompañamiento, conocida como de Hawks, embrión de The Band. Para su cruzada de pasar del folk al rock, Bob Dylan pidió a los Hawks que le acompañasen y estos se embarcaron en una de las grandes aventuras musicales del siglo XX norteamericano, aunque Helm, harto de recibir silbidos y abucheos, estuvo fuera de la banda voluntariamente entre 1965 y 1967.
A su regreso en 1968, los Hawks pasaron a llamarse The Band y, bajo el amparo del Albert Grossman, manager de Dylan, grabaron su primer disco, Music From Big Pink, una asombrosa apuesta por las raíces en pleno auge contracultural del pop, con la psicodelia californiana y los Beatles del Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band. Junto con el siguiente, The Band, sellaron dos obras maestras del folk-rock con himnos como The weight o The night they drove old dixie down. En palabras de Helm: “Fue nuestra rebelión a la rebelión”. Dueño de un ritmo embriagador, lleno de sentimiento, Helm fue a las baquetas para el ecléctico rock americano de The Band lo que Ringo Starr fue para el pop universal de los Beatles. Fue el corazón.
En 1976, el guitarrista Robbie Robertson dio por terminada The Band, algo que molestó muchísimo a Helm con quien tenía varios encontronazos por las fuertes personalidades de ambos. Ningún epitafio ha sido más celebrado que el que protagonizaron rodeados de amigos y admiradores como Dylan, Eric Clapton, Neil Young, Dr. John, Van Morrison o Muddy Waters durante su concierto de despedida filmado por Martin Scorsese y llamado El último vals. Una cinta de culto por fans y músicos pero odiada desde el primer día por Helm por el excesivo protagonismo que recibió Robertson.
Dick Clark, pionero de la industria musical de EEUU, muere a los 82 años
19 Abril 12 – Washington – Efe
La Razon.es
Dick Clark, un icono de la televisión y de la industria musical de EEUU y para siempre conocido como el «eterno adolescente», falleció hoy a los 82 años a causa de un ataque cardíaco, ocho años después de sufrir un derrame.
Clark dejó una indeleble impronta como productor y presentador de televisión y promotor de jóvenes talentos en la industria discográfica pero, sobre todo, revolucionó la música pop a través de su popular programa «American Bandstand».
El empresario había sufrido un derrame en 2004 pero eso no impidió que retomara las riendas de sus programas y, según dijo a la cadena ABC su representante artístico, Paul Shefrin, murió de un «ataque cardíaco masivo».
El anuncio de la muerte suscitó de inmediato un torrente de tributos de celebridades por las redes sociales, y de homenajes improvisados en los principales canales de la televisión estadounidense.
De impecable vestir, agraciado y con aspecto juvenil, Clark se ganó el apodo de «el adolescente más añejo de EEUU» («America’s Oldest Teenager»). Le sobreviven sus tres hijos y su tercera esposa, Keri Wigton, con quien se casó en 1977.
Nació en Mount Vernon (Nueva York) el 30 de noviembre de 1929 con el nombre de Richard Wagstaff Clark y comenzó su meteórico ascenso en la industria musical desde antes de graduarse de secundaria, en la estación de radio WRUN, que operaban su padre y su tío.
Poco a poco, Clark demostró allí su talento en las ondas radiales y posteriormente se trasladó a Filadelfia (Pensilvania) a una estación de radio en 1952, desde donde lanzó el popular programa de baile «Bandstand», dirigido a los adolescentes.
El programa se ganó el respaldo de millones de seguidores, décadas antes de la aparición de programas como MTV, VH1, y de novedosos dispositivos como los CDs o el iPod.
Su popularidad, basado en la simple fórmula de jóvenes telegénicos bailando al son de los ritmos más pegadizos del momento, se disparó en cuestión de cinco años.
No tardó en llamar la atención de la cadena ABC, que lanzó el programa a nivel nacional bautizándolo como «American Bandstand», y por donde pasaron estrellas como Elvis Presley, el grupo ABBA, Jerry Lee Lewis o Chuck Berry.
Precedido por la fama de «American Bandstand», Clark se mudó a Hollywood a mediados de la década de 1960 y lanzó su propia empresa de producción, que dio fruto a diversos programas de televisión con grandes audiencias.
Levon Helm, es una de las leyendas vivientes más grandes de la música norteamericana y lamentablemente parece estar viviendo sus últimas horas. Levon Helm, batería y cantante del legendario grupo The Band, está dando la pelea final contra el cáncer que padece desde hace unos años.
Helm, de 71 años, que también estuvo de gira con la banda All Star de Ringo Starr en los 80′ y ganó un Grammy en 2011 por su grabación «Ramble at the Ryman», había cancelado una serie de conciertos recientes, aumentando la preocupación por su estado de salud.
Helm estuvo presente en The Band desde su génesis, formando The Hawks en el año 1958, la banda primigenia que acompañaría a Ronnie Hawkins tocando Rhythm and Blues como Ronnie Hawkins & the Hawks, y en la que al poco, en 1960, entraría también Robbie Robertson, que acabaría siendo el guitarrista principal.
Después de estos primeros años, el grupo cambiaría su nombre a The Band cuando empezó a actuar como grupo de acompañamiento de Bob Dylan en la electrificación de su folk. Helm y Robertson actaron por primera vez con Dylan en su concierto de Forest Hills en New York en 1965, y después de dos conciertos el resto de la banda empezó acompañar al músico de Duluth. Tras algunos conciertos y grabaciones de singles con Dylan, Helm salió del grupo y volvería poco más tarde para grabar en 1968 «Music from big pink», con algunos temas coescritos con Dylan. El disco tuvo un gran éxito comercial e incluía uno de sus temas más conocidos «The Weight», cantado principalmente por el propio Helm.
Este disco les llevaría a actuar en festivales como Woodstock o el Isle of Wight acompañando al propio Dylan. En 1969 sacaron su otro gran hito, el disco homónimo que les confirmaría como banda de referencia, combinando los sonidos que ya estaban presentes en «Music from big pink» y algunos temas más rockeros y acelerados, como los singles «Rag Mama Rag» y «Up on Cripple Creek», cantados por Helm.
Sacarían cuatro discos más, hasta la disolución del grupo que se plasmó en «The Last waltz», un concierto rodado por Martin Scorsese que conformaría después junto a otro material, como entrevistas, un documental de despedida. En el concierto intervinieron Neil Young, Muddy Waters, Joni Mitchell, Ringo Starr, Van Morrison, Eric Clapton o Ron Wood.
JUEGOS OLIMPICOS
La organización contactó con el representante de la banda británica para que el fallecido tocase en la ceremonia de clausura
ABC.es
Día 17/04/2012
Los organizadores de Londres 2012 contactaron con el representante del grupo británico The Who para preguntar si su batería Keith Moon podría tocar en la ceremonia de clausura de los Juegos Olímpicos, según informa el diaro británico «The Times».
Bill Curbishley, el mánager de la mítica banda de rock inglesa, respondió con la negativa de su cliente, alegando que no se encontraba en disposición de cumplir el cometido dado el notable inconveniente de que llevaba 34 años muerto. El malogrado Moon falleció el 7 de septiembre de 1978 a los 32 años por una sobredosis de pastillas.
Tras comprobar que la organización de Londres 2012 interpreta demasiado literalmente el dicho de que los viejos rockeros nunca mueren, Curbishley rememoró con «The Times» la respuesta que dispensó a Londres 2012: «Les expliqué que Keith reside ahora en el crematorio de Golders Green, habiendo cumplido con una estrofa de los Who que dice: ‘Espero morir antes de envejecer’. Si tienen una mesa redonda, unos vasos y unas velas, podríamos ponernos en contacto con él».
La intención de los organizadores, al parecer, era que Moon participara en la «Symphony of Rock», una celebración de la cultura pop británica que formará parte de la ceremonia de clausura del evento el 12 de agosto. Brian Jones y John Lennon, en principio, tampoco han manifestado su interés por participar.
Políticamente incorrectos
Salvo contadas excepciones, su música no era política.
Pero sí formaron parte de la banda sonora de las protestas de los 60
ABC.es – Manuel de la Fuente / madrid
Día 17/04/2012
Los Rolling Stones siempre prefirieron hacer el amor (a mansalva) y no la guerra. Ni la política. Pero aquellos chicos que en media Europa se pasaban el día buscando la playa debajo de los adoquines, cuando volvían a casa después de haber hecho la revolución no se ponían en el tocata a Edith Piaf o a Charles Aznavour, precisamente.
Continuaban la revuelta en la cama, a solas o en compañía, leyendo a Marcuse, a Camus, a Sartre, a Mao, mientras en el pick-up sonaban Dylan, los Beatles, los Byrds, los Jefferson Airplane, Jimi Hendrix, Janis Joplin y, por supuesto los Stones, una banda que pocas veces se metió en los berenjenales de la política pero cuya música y sus actitudes siempre fueron rebeldes y airadas, contestonas y vitriólicas. Coquetear con el diablo, aunque sea musicalmente, no es desde luego muy políticamente correcto.
La triperina lengua stoniana
Durante años los Rolling se dedicaron a sacarle esa lengua triperina y emponzoñada que es su emblema a lo establecido, a lo normal, a lo decente. Frente al carácter apolíneo de los Beatles, los Stones eran lo dionisíaco, lo visceral, las altas y bajas pasiones. El rock and roll no es político en su esencia, pero los caderazos de Elvis y los morros de Jagger cargados de trinitrotolueno a punto de estallar removieron y conmovieron los cimientos bienpensantes occidentales.
Probablemente, el disco más social y hasta algo político de los Rolling Stones sea «Beggars Banquet» («El banquete de los mendigos»), que se abría exactamente con «Symphaty for the devil», canción inspirada al parecer en la novela «El maestro y Margarita», de Mijaíl Bulgakov, que Marianne Faithfull le había regalado a Mick Jagger.
Además, el álbum significó el regreso del grupo a sus orígenes ritmanblueseros tras sus devaneos con la psicodelia y otras hierbas. Otra de las piezas estrella del disco era una canción de barricada como «Street fighting man», un llamamiento a la insurrección. Justamente el álbum se grabó en esos meses del 68 en que ardía París y ardía media Europa.¿Coincidencia?
Además de pasárselo en grande en los continuo fiestorros y saraos del London Swinging, los Stones, como prácticamente todos los grupos de rock al menos en sus comienzos, eran gente que estaba al cabo de la calle, tipos más o menos conscientes de que el mundo era en aquellos momentos una olla hirviendo de descontento y ganas de rebelión. Los Stones no eran hippies y para ellos el Verano del Amor no era una frase hecha, sino una cuestión casi puramente biológica.
Ese disco del año 68 tuvo problemas en los Estados Unidos. Su portada (un retrete lleno de pintadas) y las dos canciones ya citadas, la diabólica y la insurrecta, fueron consideradas peligrosas, sobre todo en vísperas de la Convención Demócrata de Chicago, que a finales de agosto acabaría como el rosario de la aurora.
Quizá una canción no pueda hacer la revolución, pero los cambios vertiginosos que la sociedad occidental vivió en los años 60 tuvieron una banda sonora original cuyo nombre es rock and roll. Y en esa banda sonora los Rolling Stones fueron protagonistas principales.
Su autor, el fotógrafo Harry Benson, formó parte del círculo íntimo de los fab four y obtuvo imágenes espectaculares
ABC.es
P. M. PITA / MADRID
Día 15/04/2012
Pocos fotógrafos llegan a tener un contacto tan íntimo con los músicos del pop como para fotografiar una pelea de almohadas entre ellos. Y menos si los fotografiados son cuatro súper estrellas como los Beatles. Ocurrió en 1964, en París, en el Hotel George V, y el autor de la instantánea fue Harry Benson. Este fotógrafo, a punto de marcharse a África a realizar un reportaje, recibió el encargo más importante de su vida: «The Daily Express» le encargaba acompañar a los fab four por Francia y reflejar cómo había calado la beatlemanía en este país..
Pero no solo se limitó a ir con ellos en esta gira, sino que continuó formando parte de su círculo más cercano, obteniendo imágenes en blanco y negro que forman parte de la iconografía del siglo XX, como su encuentro con Cassius Clay o su aparición en el programa de Ed Sullivan. Paul, John, George y Ringo relajados, trabajando, en sesiones de maquillaje, componiendo, charlando, grabando, actuando, leyendo cartas de fans… mientras a su alrededor se desataba un fenómeno mundial desconocido hasta entonces. Además, se trata de la época en la que todavía no habían surgido los problemas (Yoko Ono incluida) que luego les llevarían a la ruptura, por lo que se advierte un ambiente de camaradería y bromas constantes.
Ahora la editorial Taschen publica un libro con cientos de estas fotografías, algunas inéditas, en una edición de coleccionista: «The Beatles. On the road, 1964-1966», por 500 euros, con 1.764 copias, todas ellas numeradas y autografiadas por Harry Benson. Además, se lanza una edición, en dos tiradas, Art Edition de 100 ejemplares cada una (1.250 euros), que incluyen una impresión en gelatina de plata.