Busqueda para abril, 2012

Vuelve el glam de T. Rex con la reedición de «Electric Warrior»

Publicado en 1971, este disco representó una de las cumbres creativas del pop de lentejuelas y plataformas
Pablo Martínez Pita
ABC.es – 27/04/2012

ABC - Marc Bolan, el carismático líder y vocalista de T. Rex

Continúa la recuperación de viejas grabaciones que hicieron historia, con el añadido de maquetas, rarezas, demos, caras b… En este caso se trata de «Electric Warrior», que ya conoció una reedición por su 35 aniversario. Ahora toca celebrar, aunque con un poco de retraso, los cuarenta años que han pasado desde aquel 24 de septiembre de 1971 que vio la luz.
El disco incluye una de las canciones que aparecen en la película «Billy Elliot», como es «Get it on» (de T. Rex también aparecía la saltarina «I love to boogie»), lo que consiguió que nuevas generaciones conocieran, a partir de ese momento, a este grupo que estuvo a la cabeza del movimiento glam rock junto a Lou Reed y David Bowie(así lo certifica la canción de Alaska y Los Pegamoides, que citaba a estos dos últimos en «Rey del glam»).
Anécdotas posteriores a los 70 aparte, se trata de uno de los grandes álbumes que se publicaron en aquellos años. Marc Bolan conseguía su consagración definitiva con este trabajo que fue el más vendido en 1971 en el Reino Unido. Fue el sexto en la carrera de T. Rex, aunque los cuatro primeros llevaban el nombre completo del bicho jurásico, Tyrannosaurus Rex. Otra de las joyas que contiene «Electric Warrior» (Universal), es «Jeepster». Toni Visconti, productor original del disco, ha sido el encargado de llevar a cabo la remasterización.
Marc Bolan, llamado en realidad Marc Feld, comenzó su andadura como intérprete folk (el apellido Bolan junta la primera y la última sílaba de Bob Dylan), y llegó a convertirse en una gran estrella sobre todo a raíz de este disco. Mezcla de espíritu hippy, canciones pop de breve duración, guitarras sucias, ambigüedad de zapatos de plataforma, lentejuelas y plumas… lo convertían, a él y a su banda, en un cóctel preparado para triunfar. En Estados Unidos, su gran éxito fue, precisamente, el single «Get it on», rebautizado allí como «Bang un Gong».
Sin embargo, mediada la década comenzó a perder popularidad, y moriría en 1977 a causa de un accidente de circulación. Como suele ocurrir, el lanzamiento tiene diversas ediciones, la estándar, 2 CD’s deluxe, caja superluxe, 2 LP’s y digital. En las ediciones que contienen dos CD’s, se puede oír la voz de Dolan recitando un poema titulado como el álbum y grabado en una radio norteamericana.
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McCartney reunirá a 150.000 personas en el Zócalo de Ciudad de México

Paul McCartney

La Razón.es
27 Abril 12 – México – Efe
El exbeatle Paul McCartney reunirá a más de 150.000 personas el próximo 10 de mayo en el Zócalo de la Ciudad de México, donde ofrecerá un concierto gratuito, pronosticó hoy la Secretaría de Turismo de la capital mexicana.
El secretario Carlos Mackinlay explicó en una conferencia de prensa que el aforo de esta representativa plaza de la capital es de 111.000 personas, pero se prevé que acudan al menos 150.000 porque van a cerrarse calles aledañas en las que además se colocarán seis torres con pantallas de vídeo y altavoces.
Para este evento, informó, el Gobierno capitalino ha movilizado a 3.000 efectivos de vigilancia y seguridad.
McCartney se sumará así, gracias a los patrocinadores que permiten la gratuidad del concierto, a la lista de artistas que han actuado en esta magna plaza como la colombiana Shakira o los mexicanos Tigres del Norte.
Este tipo de conciertos permite a los mexicanos poder ver en vivo a artistas cuyas actuaciones de otro modo nunca podrían presenciar, ya que la mayoría de la población no puede permitirse pagar el precio de una entrada, que supera con creces los aproximadamente 250 pesos al día (19 dólares) que ganan de promedio los mexicanos.
Además de la actuación en el Zócalo, el exbeatle ofrecerá dos conciertos más. El primero será el 5 de mayo en el municipio de Zapopan, en Jalisco, y el 8 en el mítico Estado Azteca de la capital mexicana.
Los precios de las entradas oscilan entre 372 pesos (28 dólares), las de las últimas filas, hasta 12.720 pesos (962 dólares) las de las primeras.

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The Beach Boys publicarán su nuevo disco el 5 de junio

The Beach Boys publicarán su nuevo disco el próximo 5 de junio, aunque aún no han escogido el título para este trabajo discográfico, el primero con canciones inéditas en más de veinte años, según aparece publicado este martes en ‘The Guardian’.

24 Abril 12 – Madrid – Otr Press
Con este álbum, Brian Wilson, Mike Love, Al Jardine y Bruce Johnston se reúnen para celebrar sus 50 años en la música, un recorrido en el que han publicado éxitos como los discos ‘Surfin’ USA’, ‘Today’ o ‘Pet Sounds’.
Este disco se une a la gira que han comenzado este martes por Estados Unidos y que a partir de julio recalará en Europa, con varios conciertos en Italia, Suecia, Noruega, Dinamarca, Alemania y Bélgica, así como en Japón.
El último trabajo publicado por la banda fueron las sesiones de grabación del legendario álbum ‘Smile’, grabadas en 1966-1967, y que salieron a la venta en noviembre. Durante este año, el grupo grabó en varias sesiones numerosas canciones para ‘Smile’, que debía ser la continuación de ‘Pet Sounds’ de 1966. Las sesiones fueron aparcadas y Smile quedó en el cajón.

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Muere a los 65 años Chris Ethridge, miembro fundador de los Flying Burrito Brothers.


Chris Ethridge, bajista y miembro fundador de los Flying Burrito Brothers, murió ayer (23 de abril) a causa de un cáncer de páncreas, en Meridian, Mississippi. Tenía 65 años.

En 1967, Ethridge se unió al grupo de Gram Parsons The International Submarine Band, que en 1968 publicó su único álbum, “Safe at Home”. Tras esto, Parsons se unió brevemente a los Byrds; y, en 1969, junto a Ethridge, Chris Hillman (ex Byrds) y Michael Clarke formó The Flying Burrito Brothers, pioneros del country-rock. Ese mismo año publicaron su primer disco, “The Gilded Palace of Sin”, en el que Ethridge fue coautor de tres canciones: ‘Hot Burrito 1’, ‘Hot Burrito 2’ y ‘She’.

Tras el primer trabajo de los Flying Burrito Brothers, Ethridge dejó la banda. A lo largo de su carrera, tocó con, entre otros, Ry Cooder, The Doors, Linda Ronstadt, Graham Nash, David Crosby, Arlo Guthrie y muy especialmente con Willie Nelson y Family.

Al conocer la noticia, Nelson ha escrito en Twitter: “Willie Nelson & Family estamos muy tristes al conocer la noticia del fallecimiento del miembro de la Family y amigo Chris Ethridge, que fue un talentoso músico y del que nos sentimos honrados de llamarlo familia”.

Texto de EFEEME publicado el 24 abr, 2012

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Richard Branson pone en marcha una nueva película sobre The Rolling Stones

Robert Greenfield, biógrafo de la banda, ha vendido los derechos de su libro «Exile on Main Street: A Season in Hell» a Virgin Produced.
ABC.ES / MADRID
Día 24/04/2012

ABC / The Rolling Stones

Acaban de cumplir medio siglo, pero los Rolling Stones no dejan de generar noticias. Entre los rumores sobre un posible disco, la nueva gira y los interminables cuchicheos sobre las difíciles relaciones que mantienen, Robert Greenfield, biógrafo de la banda, acaba de confirmar que ha vendido los derechos de su libro «Exile on Main Street: A Season in Hell» a Virgin Produced para convertirlo en una película.

La biografía de Greenfield, escrita en 2008, se centra en la volátil relación entre Mick Jagger y Keith Richards. La acción transcurre en el verano de 1971, cuando los Rolling grabaron el disco «Exile on Main Street» en el sur de Francia. Según palabras del propio Richards, durante la grabación del álbum, «el ambiente era irrespirable, muy «Hitleresquiano», como lo que se vivió durante sus últimos días de Berlín».

Mientras otros proyectos centrados en este periodo de la carrera de los Rolling han sido documentales, esta cinta será un drama ficcionado, según recoge The Daily Telegraph. Brandon y Philip Murphy, que actualmente trabajan en un biopic de Steve McQueen para Sony, escribirán el guión y Jason Felts ejercerá de productor, aunque aún no se ha iniciado el casting para el reparto que interpretará a la banda.

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Subastan 20 fotos de los Beatles que estuvieron 50 años en un álbum familiar

Veinte fotografías en blanco y negro de los Beatles, que permanecieron durante casi 50 años en un álbum familiar, serán subastadas el próximo 19 de mayo en Stockport, en el condado inglés de Cheshire (noroeste de Inglaterra), informan hoy los medios británicos.

Subastan 20 fotos de los Beatles que permanecieron en álbum familiar 50 años – Foto: Ap

22 Abril 12 – Londres – Efe

La Razón

Las instantáneas, que no han sido vistas ni publicadas hasta la fecha, fueron tomadas en Londres a finales de los 60 y se pondrán a la venta junto con sus negativos originales en la casa de pujas «Omega Auctions».

Las imágenes muestran momentos vividos por los músicos de Liverpool cuando no estaban expuestos a los medios y fueron tomadas cuando la banda inglesa se encontraba rodando su primera película, «A Hard Day’s Night», en marzo de 1964, en el teatro londinense Scala.

En las fotos se ve a Paul McCartney, Ringo Starr, George Harrison y John Lennon con sus instrumentos pero también en otros instantes en los que estaban relajados.

Las imágenes fueron tomadas por Peter Allchorne, quien entonces trabajaba en los estudios Pinewood, y al que se permitía merodear cerca de los componentes del grupo con su cámara fotográfica pese a que, por regla general, se prohibía estrictamente la toma de instantáneas de los Beatles para que no se filtrara nuevo material del grupo a los medios. Desde entonces, esas fotos fueron guardadas en su álbum familiar y prácticamente olvidadas hasta que Allchorne decidió ponerlas a la venta.

La hija de Allchorne, Jacqueline Griffin, dijo hoy a la agencia de noticias local Press Association (PA) que su padre «llegó a conocerlos bastante bien pero no le impresionaban las celebridades».

«Para él eran simplemente cuatro chicos que tocaban en un grupo», indicó Griffin, que añadió que «(las fotos) no se han visto hasta la fecha y llevan en el álbum familiar desde 1964».

Además de las imágenes en blanco y negro, esa casa de subastas pondrá a la venta un menú de comidas firmado por los cuatro miembros de los Beatles, extraído de un viaje en avión que realizaron los músicos desde Londres a Nueva York.

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Adiós a Levon Helm, el latido cautivo de América

Adiós a Levon Helm, el latido cautivo de América

elpaís.es
Por: Fernando Navarro | 20 de abril de 2012

Auténtica sangre norteamericana. Resonancias míticas de una tierra bastarda, de espíritu indio, orgullo herido negro y músculo osado blanco. El sueño de un lugar bajo el sol, la supervivencia pésima del recién llegado de muy lejos. Si alguna vez América necesitó transformarse en “el sonido que hace el viento entre los matojos del camino”, como recordaba Woody Guthrie en su autobiografía, o en “el susurro de las voces del viento en el trigo encorvado”, como concluía Truman Capote en A sangre fría, fue con la música de The Band, se dejó sentir con el estremecedor toque de batería y el desesperado canto de Levon Helm, fallecido ayer a los 71 años en un hospital de Manhattan, Nueva York, tras no superar un cáncer de garganta contra el que luchaba desde 1998.

Es el agónico adiós de un patriarca de la música norteamericana de raíces, después de que su familia anunciase el martes, a través de un comunicado, que Helm estaba “en la etapa final de su batalla contra el cáncer” y pidiese “las últimas plegarias” para su viaje. Un viaje sin retorno que, sin embargo, como las grandes estrellas, deja una de las estelas más luminosas e impactantes del firmamento de la música popular estadounidense. Un legado ya inmortal no solo porque, a día de hoy, se multiplica en casi cada canción de Wilco, Fleet Foxes, The Felice Brothers, The Black Crowes o toda formación que necesita acudir a la inspiración de The Band para hallar la síntesis perfecta de los sonidos genuinos norteamericanos, sino porque, al mando de su sobresaliente carrera en solitario, Helm guardaba la esencia del mejor folk.

Nacido en Arkansas e hijo de granjeros, Helm creció escuchando los cuentos y leyendas de los indios Chickasaw a los que pertenecía su abuela, así como los sonidos rurales del blues del Delta, el country y el bluegrass de la región. A los 11 años, tras formar un dúo con su hermana, fue contratado como baterista por el músico de rockabilly Ronnie Hawkins, quien le formó y se lo llevó a Canadá donde creó su banda de acompañamiento, conocida como de Hawks, embrión de The Band. Para su cruzada de pasar del folk al rock, Bob Dylan pidió a los Hawks que le acompañasen y estos se embarcaron en una de las grandes aventuras musicales del siglo XX norteamericano, aunque Helm, harto de recibir silbidos y abucheos, estuvo fuera de la banda voluntariamente entre 1965 y 1967.

A su regreso en 1968, los Hawks pasaron a llamarse The Band y, bajo el amparo del Albert Grossman, manager de Dylan, grabaron su primer disco, Music From Big Pink, una asombrosa apuesta por las raíces en pleno auge contracultural del pop, con la psicodelia californiana y los Beatles del Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band. Junto con el siguiente, The Band, sellaron dos obras maestras del folk-rock con himnos como The weight o The night they drove old dixie down. En palabras de Helm: “Fue nuestra rebelión a la rebelión”. Dueño de un ritmo embriagador, lleno de sentimiento, Helm fue a las baquetas para el ecléctico rock americano de The Band lo que Ringo Starr fue para el pop universal de los Beatles. Fue el corazón.

En 1976, el guitarrista Robbie Robertson dio por terminada The Band, algo que molestó muchísimo a Helm con quien tenía varios encontronazos por las fuertes personalidades de ambos. Ningún epitafio ha sido más celebrado que el que protagonizaron rodeados de amigos y admiradores como Dylan, Eric Clapton, Neil Young, Dr. John, Van Morrison o Muddy Waters durante su concierto de despedida filmado por Martin Scorsese y llamado El último vals. Una cinta de culto por fans y músicos pero odiada desde el primer día por Helm por el excesivo protagonismo que recibió Robertson.

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Dick Clark, pionero de la industria musical de EEUU, muere a los 82 años

Dick Clark, pionero de la industria musical de EEUU, muere a los 82 años

El famoso productor junto a Michael Jackson - Foto: Ap

19 Abril 12 – Washington – Efe

La Razon.es

Dick Clark, un icono de la televisión y de la industria musical de EEUU y para siempre conocido como el «eterno adolescente», falleció hoy a los 82 años a causa de un ataque cardíaco, ocho años después de sufrir un derrame.

Clark dejó una indeleble impronta como productor y presentador de televisión y promotor de jóvenes talentos en la industria discográfica pero, sobre todo, revolucionó la música pop a través de su popular programa «American Bandstand».

El empresario había sufrido un derrame en 2004 pero eso no impidió que retomara las riendas de sus programas y, según dijo a la cadena ABC su representante artístico, Paul Shefrin, murió de un «ataque cardíaco masivo».

El anuncio de la muerte suscitó de inmediato un torrente de tributos de celebridades por las redes sociales, y de homenajes improvisados en los principales canales de la televisión estadounidense.

De impecable vestir, agraciado y con aspecto juvenil, Clark se ganó el apodo de «el adolescente más añejo de EEUU» («America’s Oldest Teenager»). Le sobreviven sus tres hijos y su tercera esposa, Keri Wigton, con quien se casó en 1977.

Nació en Mount Vernon (Nueva York) el 30 de noviembre de 1929 con el nombre de Richard Wagstaff Clark y comenzó su meteórico ascenso en la industria musical desde antes de graduarse de secundaria, en la estación de radio WRUN, que operaban su padre y su tío.

Poco a poco, Clark demostró allí su talento en las ondas radiales y posteriormente se trasladó a Filadelfia (Pensilvania) a una estación de radio en 1952, desde donde lanzó el popular programa de baile «Bandstand», dirigido a los adolescentes.

El programa se ganó el respaldo de millones de seguidores, décadas antes de la aparición de programas como MTV, VH1, y de novedosos dispositivos como los CDs o el iPod.

Su popularidad, basado en la simple fórmula de jóvenes telegénicos bailando al son de los ritmos más pegadizos del momento, se disparó en cuestión de cinco años.

No tardó en llamar la atención de la cadena ABC, que lanzó el programa a nivel nacional bautizándolo como «American Bandstand», y por donde pasaron estrellas como Elvis Presley, el grupo ABBA, Jerry Lee Lewis o Chuck Berry.

Precedido por la fama de «American Bandstand», Clark se mudó a Hollywood a mediados de la década de 1960 y lanzó su propia empresa de producción, que dio fruto a diversos programas de televisión con grandes audiencias.

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Levon Helm, batería de The Band, está muy grave

Levon Helm, es una de las leyendas vivientes más grandes de la música norteamericana y lamentablemente parece estar viviendo sus últimas horas. Levon Helm, batería y cantante del legendario grupo The Band, está dando la pelea final contra el cáncer que padece desde hace unos años.

Levon Helm en su época en The Band

Helm, de 71 años, que también estuvo de gira con la banda All Star de Ringo Starr en los 80′ y ganó un Grammy en 2011 por su grabación «Ramble at the Ryman», había cancelado una serie de conciertos recientes, aumentando la preocupación por su estado de salud.

Helm estuvo presente en The Band desde su génesis, formando The Hawks en el año 1958, la banda primigenia que acompañaría a Ronnie Hawkins tocando Rhythm and Blues como Ronnie Hawkins & the Hawks, y en la que al poco, en 1960, entraría también Robbie Robertson, que acabaría siendo el guitarrista principal.

Después de estos primeros años, el grupo cambiaría su nombre a The Band cuando empezó a actuar como grupo de acompañamiento de Bob Dylan en la electrificación de su folk. Helm y Robertson actaron por primera vez con Dylan en su concierto de Forest Hills en New York en 1965, y después de dos conciertos el resto de la banda empezó acompañar al músico de Duluth. Tras algunos conciertos y grabaciones de singles con Dylan, Helm salió del grupo y volvería poco más tarde para grabar en 1968 «Music from big pink», con algunos temas coescritos con Dylan. El disco tuvo un gran éxito comercial e incluía uno de sus temas más conocidos «The Weight», cantado principalmente por el propio Helm.

Este disco les llevaría a actuar en festivales como Woodstock o el Isle of Wight acompañando al propio Dylan. En 1969 sacaron su otro gran hito, el disco homónimo que les confirmaría como banda de referencia, combinando los sonidos que ya estaban presentes en «Music from big pink» y algunos temas más rockeros y acelerados, como los singles «Rag Mama Rag» y «Up on Cripple Creek», cantados por Helm.

Sacarían cuatro discos más, hasta la disolución del grupo que se plasmó en «The Last waltz», un concierto rodado por Martin Scorsese que conformaría después junto a otro material, como entrevistas, un documental de despedida. En el concierto intervinieron Neil Young, Muddy Waters, Joni Mitchell, Ringo Starr, Van Morrison, Eric Clapton o Ron Wood.

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Londres 2012 intentó contratar a Keith Moon, el batería de los Who muerto en 1978

JUEGOS OLIMPICOS

La organización contactó con el representante de la banda británica para que el fallecido tocase en la ceremonia de clausura

ABC.es
Día 17/04/2012

ABC - Keith Moon, en una imagen de archivo

Los organizadores de Londres 2012 contactaron con el representante del grupo británico The Who para preguntar si su batería Keith Moon podría tocar en la ceremonia de clausura de los Juegos Olímpicos, según informa el diaro británico «The Times».

Bill Curbishley, el mánager de la mítica banda de rock inglesa, respondió con la negativa de su cliente, alegando que no se encontraba en disposición de cumplir el cometido dado el notable inconveniente de que llevaba 34 años muerto. El malogrado Moon falleció el 7 de septiembre de 1978 a los 32 años por una sobredosis de pastillas.

Tras comprobar que la organización de Londres 2012 interpreta demasiado literalmente el dicho de que los viejos rockeros nunca mueren, Curbishley rememoró con «The Times» la respuesta que dispensó a Londres 2012: «Les expliqué que Keith reside ahora en el crematorio de Golders Green, habiendo cumplido con una estrofa de los Who que dice: ‘Espero morir antes de envejecer’. Si tienen una mesa redonda, unos vasos y unas velas, podríamos ponernos en contacto con él».

La intención de los organizadores, al parecer, era que Moon participara en la «Symphony of Rock», una celebración de la cultura pop británica que formará parte de la ceremonia de clausura del evento el 12 de agosto. Brian Jones y John Lennon, en principio, tampoco han manifestado su interés por participar.

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50 años de The Rolling Stones

Políticamente incorrectos

Salvo contadas excepciones, su música no era política.

Pero sí formaron parte de la banda sonora de las protestas de los 60

ABC.es – Manuel de la Fuente / madrid
Día 17/04/2012

ABC – Los Stones, en 1968, en los días en que grabaron «Beggars banquet»

Los Rolling Stones siempre prefirieron hacer el amor (a mansalva) y no la guerra. Ni la política. Pero aquellos chicos que en media Europa se pasaban el día buscando la playa debajo de los adoquines, cuando volvían a casa después de haber hecho la revolución no se ponían en el tocata a Edith Piaf o a Charles Aznavour, precisamente.

Continuaban la revuelta en la cama, a solas o en compañía, leyendo a Marcuse, a Camus, a Sartre, a Mao, mientras en el pick-up sonaban Dylan, los Beatles, los Byrds, los Jefferson Airplane, Jimi Hendrix, Janis Joplin y, por supuesto los Stones, una banda que pocas veces se metió en los berenjenales de la política pero cuya música y sus actitudes siempre fueron rebeldes y airadas, contestonas y vitriólicas. Coquetear con el diablo, aunque sea musicalmente, no es desde luego muy políticamente correcto.

La triperina lengua stoniana

Durante años los Rolling se dedicaron a sacarle esa lengua triperina y emponzoñada que es su emblema a lo establecido, a lo normal, a lo decente. Frente al carácter apolíneo de los Beatles, los Stones eran lo dionisíaco, lo visceral, las altas y bajas pasiones. El rock and roll no es político en su esencia, pero los caderazos de Elvis y los morros de Jagger cargados de trinitrotolueno a punto de estallar removieron y conmovieron los cimientos bienpensantes occidentales.

ABC – Portada de «Beggars banquet»

Probablemente, el disco más social y hasta algo político de los Rolling Stones sea «Beggars Banquet» («El banquete de los mendigos»), que se abría exactamente con «Symphaty for the devil», canción inspirada al parecer en la novela «El maestro y Margarita», de Mijaíl Bulgakov, que Marianne Faithfull le había regalado a Mick Jagger.

Además, el álbum significó el regreso del grupo a sus orígenes ritmanblueseros tras sus devaneos con la psicodelia y otras hierbas. Otra de las piezas estrella del disco era una canción de barricada como «Street fighting man», un llamamiento a la insurrección. Justamente el álbum se grabó en esos meses del 68 en que ardía París y ardía media Europa.¿Coincidencia?

Además de pasárselo en grande en los continuo fiestorros y saraos del London Swinging, los Stones, como prácticamente todos los grupos de rock al menos en sus comienzos, eran gente que estaba al cabo de la calle, tipos más o menos conscientes de que el mundo era en aquellos momentos una olla hirviendo de descontento y ganas de rebelión. Los Stones no eran hippies y para ellos el Verano del Amor no era una frase hecha, sino una cuestión casi puramente biológica.

Ese disco del año 68 tuvo problemas en los Estados Unidos. Su portada (un retrete lleno de pintadas) y las dos canciones ya citadas, la diabólica y la insurrecta, fueron consideradas peligrosas, sobre todo en vísperas de la Convención Demócrata de Chicago, que a finales de agosto acabaría como el rosario de la aurora.

Quizá una canción no pueda hacer la revolución, pero los cambios vertiginosos que la sociedad occidental vivió en los años 60 tuvieron una banda sonora original cuyo nombre es rock and roll. Y en esa banda sonora los Rolling Stones fueron protagonistas principales.

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Los Beatles, retratados en la intimidad en el libro «On the road, 1964-1966»

Su autor, el fotógrafo Harry Benson, formó parte del círculo íntimo de los fab four y obtuvo imágenes espectaculares

ABC.es
P. M. PITA / MADRID
Día 15/04/2012

HARRY BENSON. Los Beatles leyendo las cartas de los fans en una habitación de hotel

Pocos fotógrafos llegan a tener un contacto tan íntimo con los músicos del pop como para fotografiar una pelea de almohadas entre ellos. Y menos si los fotografiados son cuatro súper estrellas como los Beatles. Ocurrió en 1964, en París, en el Hotel George V, y el autor de la instantánea fue Harry Benson. Este fotógrafo, a punto de marcharse a África a realizar un reportaje, recibió el encargo más importante de su vida: «The Daily Express» le encargaba acompañar a los fab four por Francia y reflejar cómo había calado la beatlemanía en este país..

Pero no solo se limitó a ir con ellos en esta gira, sino que continuó formando parte de su círculo más cercano, obteniendo imágenes en blanco y negro que forman parte de la iconografía del siglo XX, como su encuentro con Cassius Clay o su aparición en el programa de Ed Sullivan. Paul, John, George y Ringo relajados, trabajando, en sesiones de maquillaje, componiendo, charlando, grabando, actuando, leyendo cartas de fans… mientras a su alrededor se desataba un fenómeno mundial desconocido hasta entonces. Además, se trata de la época en la que todavía no habían surgido los problemas (Yoko Ono incluida) que luego les llevarían a la ruptura, por lo que se advierte un ambiente de camaradería y bromas constantes.

Ahora la editorial Taschen publica un libro con cientos de estas fotografías, algunas inéditas, en una edición de coleccionista: «The Beatles. On the road, 1964-1966», por 500 euros, con 1.764 copias, todas ellas numeradas y autografiadas por Harry Benson. Además, se lanza una edición, en dos tiradas, Art Edition de 100 ejemplares cada una (1.250 euros), que incluyen una impresión en gelatina de plata.

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El músico británico Robin Gibb, en coma

El músico Robin Gibb, excomponente del grupo británico Bee Gees, está hospitalizado en Londres en estado de coma a causa de una neumonía, informó hoy el periódico «The Sun».

El músico británico Robin Gibb, en coma

LARAZÓN.es14 Abril 12 – Londres – Efe

La leyenda del pop, de 62 años, ingresado en una clínica privada, se encuentra acompañado por su esposa Dwina, su hermano Barry y sus tres hijos, que temen que a Gibb le queden «pocos días de vida», según el tabloide británico.

Gibb, que consiguió recuperarse de un cáncer de colón e hígado diagnosticado en 2010 y que hace dos semanas fue sometido a una operación intestinal, padece ahora una neumonía.

El músico canceló el pasado martes su asistencia en Londres al estreno de «Titanic Requiem», un álbum basado en el hundimiento del famoso transatlántico que ha compuesto junto con su hijo RJ Gibb.

Robin Gibb ya había cancelado todos sus actos públicos anteriores al lanzamiento del álbum debido a la operación intestinal que se le practicó el pasado 25 de marzo.

En 2011 fue sometido a una operación por una obstrucción intestinal, el mismo problema que provocó la muerte de su hermano gemelo Maurice, también integrante de los Bee Gees, en 2003.

Bee Gees, en el que también estaba el hermano mayor Barry, fue uno de los grupos más famosos de los años 70 y 80, con más de 200 millones de discos vendidos y temas tan conocidos como «How Deep is your Love» o «Stayin’ Alive».

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Muere a los 82 años el cantante melódico José Guardiola

* Uno de sus éxitos fue la canción ‘Di, papa’, que interpretaba junto a su hija Rosa Mary


* Era conocido como «El crooner de España»

El cantante José Guardiola durante una actuación

EL PAIS – Cataluña

EFE Barcelona 9 ABR 2012

Famoso por su bigote y por sus versiones en español de clásicos del swing, el jazz y el rythm and blues, el cantante barcelonés José Guardiola, fallecido hoy a los 82 años, se aferró al imaginario colectivo de una generación con el tema Di, papá, de 1962, interpretada junto a su hija Rosa Mary.

Suaves cadencias musicales y letras sensibleras políticamente correctas concurrían en este tema, un clásico de la música infantil cuyo esquema se repitió tiempo después en La balada del vagabundo, uno de sus mayores éxitos en Latinoamérica.

Nacido en Barcelona el 22 de octubre de 1930, con su voz melódica, como otros muchos jóvenes con aspiraciones musicales, participó en festivales de música y fiestas populares para labrarse un nombre.

Empezó a cantar en 1949, con el conjunto The Crazy Boys, una orquesta de baile que interpretaba swing, jazz y rythm and blues. Y poco a poco se fue abriendo paso en el mundo de la música y se consolidó como uno de los artistas más relevantes de la canción española a partir de los cincuenta, con notable éxito además en Iberoamérica.

Más allá de lo anecdótico, en un tiempo en el que España vivía sumida en la dictadura franquista, las adaptaciones de este crooner español de éxitos internacionales como Mack The Knife (rebautizado como Mackie el Navaja) permearon el gusto folclórico de aquel tiempo y expandieron las miras musicales del país.

Dieciséis toneladas, adaptación del tema de los años cuarenta Sixteen tons, del cantante country Merle Travis, constituyó uno de los primeros éxitos de su carrera, que no solo reparó en latitudes anglosajonas, sino también en las vecinas Francia e Italia, como en su versión de Cuando, cuando, con la que Tony Renis participó en el Festival de San Remo.

Los años sesenta constituyeron su momento de mayor esplendor, época en la que incorporó a su repertorio Greenfields (Verdes campiñas), de The Brothers Fou; La novia, de Gloria Lasso; Venecia sin ti, de Charles Aznavour, y Volare, de Domenico Modugno.

Además, intervino en el Festival de Benidorm y en 1963 fue escogido para representar a España en el de Eurovisión con Algo prodigioso, que se celebró en Londres y en el que quedó en el puesto duodécimo.

A lo largo de su carrera grabó más de 540 canciones. Convertido en una institución musical en Cataluña, Guardiola exaltó a menudo su cuna barcelonesa y no solo popularizó temas en catalán como La primera vegada, El vell carrer de l’aimada y Diumenge és sempre diumenge, sino que, además, figurará en la historia del club de fútbol RCD Espanyol como el autor de su primer himno, Somos españolistas.

En 1999, casi con 70 años, presentó su disco 40 aniversario, en recuerdo de su amplia trayectoria. Con colaboraciones de Joan Manuel Serrat, Dyango y Loquillo, el trabajo contenía títulos como Extraños en la noche y Mackie el Navaja.

Los funerales se celebrarán mañana en el cementerio de Collserola de Barcelona, según ha informado hoy el canal 3/24 de la televisión catalana.

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Cuando David Bowie se transformó en Ziggy

Hace cuarenta años se publicó una de las leyendas del glam rock y de David Bowie | En el disco, David Bowie da un vuelco camaleónico a su música y personaje | Ziggy Stardust era el álter ego andrógino de Bowie en forma de personaje de ficción

La Vanguardia
Música | 09/04/2012

La influencia del grunge, en su caso muy lejana, se percibe sin embargo en un 'casual look' GYI

Esteban Linés
Barcelona

El músico británico revolucionó la escena musical en los 60 con los vestuarios que incorporó a las giras de 'The man who sold the world' o de 'The rise and fall of Ziggy Stardust' GYI

David Bowie es uno de los artistas más agradecidos para los focos mediáticos, tanto por contrastada calidad artística, por su incomparable desenvoltura dentro y fuera del escenario y, también, por el morbo que despierta su retirada del panorama musical desde que fuese operado del corazón en 2004, los rumores sobre su estado de salud o sobre su potencial regreso. A ello se suma ahora el cuarenta aniversario de la aparición en el mercado de uno de los discos más determinantes de su carrera, The rise and fall of Ziggy Stardust and the spiders from Mars, obra que caracterizó su vertiente más camaleónica y una de las referencias del glam rock de los años setenta.

Más allá de especulaciones, la obra de Bowie (Brixton, 1947) fue rupturista formal y visualmente, mientras que musicalmente buscó aunar esencias poperas con una energía que ya anunciaba la contundencia punk. Un álbum y una obra que marcaron a contemporáneos como Lou Reed o Iggy Pop y a infinidad de músicos posteriores de toda condición como Echo and The Bunnymen, Gary Glitter, Radiohead, Air o Lady Gaga, por citar un puñado heterogéneo. A Bowie se le comenzó a ver en España gracias a los esfuerzos del promotor Gay Mercader, que le montó dos conciertos en el Mini Estadi en julio de 1987. «Hacía años que lo quería traer y al final lo pude hacer gracias a Brian Eno, amigo común. En Madrid pinchó y aquí me costó mucho», recuerda. También lo hace Jaume Sisa, que rememora que un año antes de la aparición de Ziggy Stardust «había abandonado el grupo Música Dispersa y estaba intentando grabar un disco; me encontraba en un pozo, en todos los sentidos de la palabra. En aquella época escuchaba lo habitual como Pink Floyd, Frank Zappa o la Incredible String Band, y en ese sentido David Bowie no era un gran santo de mi devoción. Para mi gusto personal en aquella época era sinónimo de demasiado circo y glamur, aunque el álbum es uno de los clásicos de los setenta». El productor, cantante y músico Marc Parrot adelanta que descubrió «a Bowie de mayor, y fue una revelación. Tanto por el talento que él atesoraba, tan dotado como cantante y compositor, como por ser creador de espectáculos, por su look. El disco Ziggy Stardust tenía unas referencias claras del rock clásico, de los cincuenta, y él fue y le dio la vuelta».

Bowie, además de otras cosas, representaba el lado intelectual del glam, había alumbrado ya un puñado de magníficos elepés (Space oddity, The man who sold the world, Hunky dory…) y en 1972 se encontraba en una de las cúspides de su carrera: produjo a Lou Reed y a Mott the Hopple, y creó un personaje de ficción galáctica para sus nuevas canciones, que acabó editando en el disco The rise and fall of Ziggy… (RCA).

El disco fue la materialización de un complejo engranaje donde destacaba el guitarrista Mick Ronson, sobre el que descansaban las canciones escritas por Bowie. Apareció en el mercado en junio de 1972 junto a su primer single, un aclamado Starman que para muchos es paradigma del glam rock más heroico, Pero lo más característico del disco, sin duda, es que el personaje se come al cantante. Entonces fue Ziggy Stardust, andrógino álter ego del propio Bowie, el personaje fantástico ideado, pero antes y después aparecieron otras creaciones memorables: Major Tom (protagonista de la imborrable Space oddity, 1969), Aladdin Sane (de hecho, una evolución de Ziggy, 1973) o Thin White Duke (personaje impecablemente ataviado de en Station to station, 1976).

El recurso del personaje de ficción es algo íntimamente asociado a esa vocación camaleónica que determina cualquier valoración de su obra. Marc Parrot considera que «Bowie ha sido imprevisible por su capacidad de ir siempre un paso más allá de lo que solía hacer un intérprete de rock típico. De hecho, él era capaz de romper el cliché del rock y del pop desde muchos puntos de vista, y eso es algo único». En la misma dirección se posiciona Gay Mercader: «Los grupos y cantantes de entonces, en el mejor de los casos, navegaban con los tiempos pero siempre manteniendo una identidad propia, como hacían los Stones, pero reinventarse completamente de vez en cuando no lo hace cualquiera».

En cualquier caso, la trascendencia de este álbum fue prolongada. Para Santiago Auserón, por ejemplo, que recuerda que «en aquella época yo era dylaniano, pero mi hermano Luis era mucho más abierto y a través de él supe del glam británico y de la Velvet Underground. En un primer momento, tanto Lou Reed como David Bowie no me gustaron por su amaneramiento, sobre todo visual. Pero cuando apareció Ziggy Stardust me quedé deslumbrado. Allí la guitarra de Mick Ronson tiene una importancia capital, y si a ese poderío guitarrero le añades calidad melódica, energía en la interpretación y elegancia vocal, te sale una obra mayúscula, gloriosa».

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Muere Jim Marshall, creador del altavoz más potente del rock

* Los amplificadores con su apellido fueron los más utilizados por generaciones de músicos
* Jimi Hendrix, Eric Clapton, Pete Towshend y Jimmy Page fueron clientes habituales

elpaís.com – Fernando Navarro –  Madrid 6 abril 2012

Los amplificadores Marshall en un concierto de Slash en Hong Kong en 2011. / Ed Jones (AFP)

La estruendosa guitarra de Jimi Hendrix nunca hubiese sonado tan impactante si no hubiese sido por esa caja negra, rectangular, con un innovador sistema de circuitos para los primeros sesenta del siglo pasado. De hecho, la encarnación del rock más guitarrero y vigoroso ha pasado desde entonces por esas cajas, los célebres amplificadores Marshall, que diseñó Jim Marshall, muerto ayer a la edad de 88 años en una residencia de Londres.

Enfermo de cáncer desde hacía años, Marshall falleció tras un ataque de apoplejía, según informó uno de sus hijos a la agencia Associated Press. Nacido en Londres, empezó su carrera como baterista a finales de los cincuenta pero se ganaba el pan como profesor de música para bateristas, entre ellos Mitch Mitchell de The Jimi Hendrix Experience y Micky Waller de los Bluesbreakers de John Mayall, y como dueño de una tienda de instrumentos en Londres. Fue allí donde entró en contacto con diversos músicos, entre ellos Richie Blackmore y Pete Towshend, quien, según contó él mismo a una radio nacional estadounidense, le pidió un amplificador “más grande y ruidoso” para sus canciones con The Who.

Fotografía del 1 de diciembre de 2004 que muestra a Jim Marshall. / FRANK MAECHLER (EFE)

Él, sus ayudantes y un ingeniero que contrató fabricaron varios modelos desde 1962. El primero, de 45 vatios, era muy similar al ya existente de la marca estadounidense Fender, creadora de las guitarras eléctricas más influyentes del rock. Pero la clave la hallaron con el sexto modelo, un amplificador de 100 vatios, con controles básicos en su parte superior, capaz de moldear de forma más potente las resonancias eléctricas de los acordes de las guitarras. Towshend tenía lo que buscaba para las epifanías rock de The Who, como en Won’t Get Fooled Again que se sirvió de este amplificador. Y, como él, todos los grandes espadas que saldrían de la excelente escena británica de los sesenta. Eric Clapton, Jimi Hendrix y Jimmy Page, entre otros, utilizaron estos amplificadores. El rock ya tenía un altavoz en condiciones para su nueva condición eléctrica, mucho más plástica y versátil, desprovista de cualquier corsé, rebosante de energía y músculo rítmico.

A mediados de la década, estos amplificadores saltaron el charco y se convirtieron en una pieza deseada entre los músicos estadounidenses. Según contaba el propio Marshall, Roy Orbison fue el primero en hacerle un pedido en 1964 aunque, sobre todo a partir de los setenta, fue habitual ver estas famosas cajas negras en conciertos y estudios de grabación. En una conocida imagen, la banda Kiss posó rodeada de ellos mientras Slash de Guns N’Roses o Kurt Cobain de Nirvana no entendían su música sin su presencia.

La marca Marshall, gracias a sus amplis, quedó asociada al rock. Y el negocio del baterista, aparte de prosperar espectacularmente, se convirtió en un distintivo en el mundo de la música, consiguiendo asociaciones comerciales con varios artistas. Marshall, que mantuvo la sede de la compañía en Londres a pesar de los efectos de la globalización y los consejos que recibió de ahorrarse costes fabricando sus productos en otros países, recibió el apodo de Padre del ruido. Incluso recibió condecoraciones de la Casa Real británica. Amante de los puros cubanos Montecristo y del whisky escocés, según dijo a The New York Times, Marshall contribuyó a que el rock se propagase con toda su fuerza innata. Solo basta escuchar a Jimi Hendrix, al que calificó como “el gran embajador” de su amplificador.

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Los hijos de los Beatles podrían formar un grupo

James McCartney quiere reunir a los vástagos de John Lennon, George Harrison y Ringo Starr en un nuevo proyecto musical.

ABC – EFE / LONDRES
Día 04/04/2012

Dhani Harrison, James McCartney y Sean Lennon / ABC

James McCartney, hijo del exbeatle Paul McCartney, está dispuesto a formar una banda con los hijos de los integrantes de los Beatles, según afirmó el músico en una entrevista con la cadena británica BBC.

McCartney, de 34 años, señaló que el proyecto de juntar a la nueva generación del cuarteto de Liverpool en un grupo de música se ha debatido en alguna ocasión y que «es de esperar» que se haga realidad algún día. «Yo sería feliz haciéndolo», señaló el músico, que indicó que Sean Lennon, hijo del exbeatle John Lennon, «parecía estar conforme», lo mismo que Dhani Harrison, hijo del guitarrista George Harrison.

Las únicas reticencias que apuntó el hijo de McCartney fueron las de Zak Starkey, hijo del batería Ringo Starr -«No creo que Zak quiera hacerlo», dijo-, si bien apuntó qué «quizás Jason (hermano de Zak) estaría dispuesto». «Así que sí, quizás. Es de esperar aunque no lo sé, tendremos que aguardar y ver qué ocurre. Con la voluntad de Dios y el apoyo de la naturaleza, me imagino», afirmó el músico.
La influencia de su padre

James McCartney ha participado en algunos de los últimos trabajos discográficos de su padre y comenzó en 2009 una carrera en solitario que le ha llevado a publicar tres álbumes de música pop. El músico, que iniciará en breve una serie de conciertos en Estados Unidos, subrayó la influencia de su padre y de los Beatles en la música que compone.

«Cuando llegué a una cierta edad me di cuenta de que era mejor con la guitarra que otros niños del colegio. Entonces soñaba con ser mejor que los Beatles», consideró James McCartney. «Ahora no creo que sea tan bueno como ellos o como mi padre, pero definitivamente hay ciertas influencias», afirmó el músico. Acerca de su padre, McCartney aseguró que es «más que un genio» y una «gran inspiración» para él.

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El último bluesman, Magic Slim

La siguiente parada del ciclo Music Legends nos llevará en volandas a otra noche mágica.

Manteniendo vivo el espíritu de esta serie de conciertos. Disfrutando de auténticas veladas de leyenda. El 17 de abril contaremos con una de las mejores bandas de blues de Chicago de todos los tiempos: Magic Slim &The Teardrops.

Entre nosotros un bluesman de la vieja escuela que alterna por igual blues eléctrico con tonadas soul e imprime la peculiar pátina de calidez que ofrece su impresionante voz. Una oportunidad única para ver a uno de los últimos bluesman. De disfrutar con su intensa y rasgada guitarra o el virtuosismo de sus vibratos marca de la casa.

Su carrera con la guitarra comienza después de perder un dedo. Slim se ve obligado a dejar el piano y elige la guitarra para seguir con la música. En Chicago es bautizado como Magic Slim por su amigo y mentor Magic Sam. Después funda su banda propia: los Teardrops, junto con sus hermanos menores Nick y Douglas.

Seis veces ganador del premio W. C. Handy como “Mejor Banda de Blues del Año”, y con veintitres álbumes a sus espaldas, Magic Slim es uno de los pocos “bluesman” aún vigentes y, a sus más de setenta años, sigue tocando y cantando con la misma fuerza y pasión que lo ha hecho siempre.

Toma nota: es su única fecha en España. Todo un lujo.

Fecha: 17 de abril 2012
Hora: 20:00 horas

Precio entradas: 24 €
Descuento: 25% con tarjetas BBK (2 entradas por tarjeta)
Tarjeta K18: Entrada gratuita y 50% dto. para acompañante. Siempre según disponibilidad.

Compra de entradas:
Sala BBK
Cajeros multiservicio BBK
944 310 310
www.salabbk.es

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Las 10 canciones más versionadas de la historia

Han sobrevivido a todo tipo de osadías. Existen adaptaciones geniales, explosivas, insólitas, vergonzosas, emocionantes… He aquí una lista de los temas con más interpretaciones.

Por Fernando Neira / RollingStone  / 01 de Abril de 2012

Tres grandes: Paul McCartney, Keith Richards y Chuck Berry.

1. ‘Yesterday’ (John Lennon/ Paul McCartney)

Así nació:  El récord Guinness a la canción con más versiones nació sin el más mínimo esfuerzo. Una feliz mañana de 1965, Paul McCartney se levantó en un hotel parisino con la melodía entre los labios, y le pareció tan redonda que tardó tiempo en persuadirse de que no la había escuchado antes en ningún sitio. Más difícil resultó la letra: cuenta la leyenda que, durante días, su autor canturreaba como primer verso “scrambled eggs, oh baby, how I love your legs” (“Huevos revueltos; oh, cariño, cómo me gustan tus piernas”). La inspiración literaria no le llegó a sir Paul hasta el 27 de mayo de 1965 en Portugal, durante un viaje de cinco horas en coche entre Lisboa y Albufeira. Paul se aprestaba a pasar unos días de vacaciones junto a su chica de aquel entonces, Jane Asher, en una casa que les había prestado el guitarrista de los Shadows, Bruce Welsh. La idea del cuarteto de cuerda y los arreglos son gentileza de George Martin. Pero, por una vez, los Beatles no eran pioneros: Buddy Holly ya había recurrido a arreglos de cuerda mucho antes, con sus éxitos de 1958 It doesn’t matter anymore y True love ways.

Las mejores lecturas: La primera versión alternativa de Yesterday la rubricó el baladista Matt Monro en 1965, cuando aún apenas se había dado a conocer el original de los Beatles. Pero la lectura que más adhesiones ha suscitado es la que el maestro Ray Charles llevó a los primeros puestos de las listas de soul en 1967. La recreación era soberbia, aunque sobre ella pese la losa de que a John Lennon nunca acabó de convencerle. Así las cosas, ofreceremos la alternativa de Marvin Gaye en 1970, una adaptación libérrima y abrasiva de pura pasión. O las de Smokey Robinson & The Miracles, Elvis Presley, Chris Farlowe y, claro, Frank Sinatra.

Visiones insólitas: Lo malo de las melodías tiernas y melancólicas es que las pueden terminar grabando personajes como Michael Bolton o Richard Clayderman. Tal ha sido el caso, por desgracia. También existen versiones latinas más o menos delirantes (Los Diplomáticos de Cuba, los mexicanos Vaquero’s Musical…) y una lectura en castellano que perpetraron Boyz II Men con el siguiente arranque: “Yesterday / Hoy me siento lejos del ayer / Tantas cosas han cambiado que / quisiera estar en el ayer”. En fin…

2. ‘Georgia on my mind’ (Hoagy Carmichael)

Así nació: El bueno de Hoagland Howard Carmichael, actor, intérprete y baladista, ya había compuesto piezas tan ineludibles en la historia del Tin Pan Alley (o jazz vocal) como Stardust cuando, en 1930, empezó a diseñar al piano la melodía superlativa de Georgia on my mind. Perezoso, como siempre, con la parte literaria, Hoagy encomendó la letra a un amigo banquero afincado en Nueva York, Stuart Gorrell. El estado de Georgia aprovechó la inmensa popularidad de la canción para proclamarla, en 1979, su himno oficial. Sin embargo, parece casi seguro que el tema aludía a la hermana del compositor, Georgia Carmichael.

Las mejores lecturas: Ya en 1931, el saxofonista de jazz Frankie Trumbauer consiguió un éxito instantáneo con Georgia on my mind, que también pasaría por manos y voces tan distinguidas como las de Louis Armstrong, Django Reinhardt, Billie Holiday, Willie Nelson, Tom Jones, The Band o James Brown. Poco conocida y fascinante es la interpretación que un adolescente Steve Winwood registró para el Spencer Davis Group en 1965. Van Morrison la grabó, por fin, en Down the road (2002), después de haberla hecho suya en muchos conciertos. Pero la versión por antonomasia vuelve a ser la del añorado Ray Charles, que obtuvo por ella tres premios Grammy y, encima, era natural de Georgia. Ray la inmortalizó en Nueva York, en apenas cuatro tomas –él solía invertir entre diez y doce para cada tema– y con Ralph Burns como responsable de los arreglos orquestales. La idea de grabar la canción partió del chófer de Charles, que se la había oído tararear en sus viajes por toda América.

Visiones insólitas: Las Georgias más pintorescas provienen del mundo del cine. En la cemonia de los Grammys 2005–en la que Ray obtuvo ocho estatuillas por el póstumo Genius loves company–, Alicia Keys interpretó la canción en compañía del actor Jaime Foxx, que pocas semanas después obtendría el Oscar por su papel de Ray Charles en la biográfica Ray. Más curioso aún resulta escuchársela al actor Jack Lemmon en su disco Piano & vocals, de 1990. Lemmon ya había hecho sus pinitos musicales a finales de los 50, en la época de Con faldas y a lo loco, y, vaya, no lo hacía mal…

3. ‘My way’ (Claude François/ Paul Anka)

Así nació: La canción que el mundo entero identifica con Frank Sinatra nació en 1967 en lengua francesa con el título de Comme d’habitude (Como de costumbre). Era una historia malévola sobre el hastío de la vida conyugal que escribió Gilles Thibaut y a la que pusieron música Jacques Revaux y uno de los personajes más populares de la Francia ye-yé, Claude François. Más de uno pensó que aquella historia constituía una cruel venganza del seductor Clo-Clo hacia la cantante France Gall, con la que había compartido lecho. A los pocos meses, el canadiense Paul Anka (el de Diana) escuchó la canción en la tele francesa, se enamoró de la melodía y la transformó al inglés en una historia de orgullo y reivindicación personal. Perfecto para un personaje de vida disoluta como el amigo Sinatra.

Las mejores lecturas: Sinatra ha sido el gran catalizador, qué duda cabe, de esta canción ideal para voces con mucho temperamento. El 12 de abril de 2004, coincidiendo con el 35 aniversario de su grabación, la editorial Warner promovió la difusión simultánea del tema –en cualquiera de sus versiones– a través de 35.000 emisoras y anunció que My way era el tema más radiado de la historia. Pero cualquiera sabe: cinco años antes, la sociedad estadounidense de derechos BMI había dicho lo mismo de You’ve lost that lovin’ feeling, de los Righteous Brothers. Otras lecturas ineludibles de My way incluyen la de su autor anglófono, Paul Anka (solo o con Julio Iglesias), Tom Jones, Nina Simone y, claro, Elvis Presley.

Visiones insólitas: Lo más pintoresco de todo es constatar que un jovencísimo David Jones (Bowie, para entendernos) también asumió la adaptación al inglés de Comme d’habitude y así dio forma a Even a fool learns to love [Hasta un tonto aprende a amar], una versión en la que un chico jocoso disimula su debilidad por la chica guapa del grupo. Existe una grabación en la que se escucha a Bowie canturrear su frustrada lectura sobre el vinilo original de Claude François. Por lo demás, My way ha certificado una maleabilidad casi camaleónica, con lecturas de punk desaforado (Sid Vicious desquiciadísimo, ya en solitario tras la disolución de los Sex Pistols), raï argelino (en la famosa reunión de los tres grandes del género, Khaled, Rachid Taha y Faudel), rap (Jay-Z), belcanto (Los Tres Tenores) o lolailo puro, con los Gipsy Kings a dúo junto a ¡Joan Báez!, en clave de rumbita. Desde luego, la lectura de los vigueses Piratas tenía mucha más enjundia que todo eso.

4. ‘(I can´t get no) Satisfaction’ (Mick Jagger/ Keith Richards)

Así nació: De nuevo, nada como los brazos de Morfeo para esperar la llegada de la inspiración. Y de nuevo, el mítico 1965. En mitad de una noche de mayo, Keith Richards se despertó en el hotel Fort Harrison de Clearwater (Florida) con las palabras “can’t get no satisfaction” y el famoso acorde de guitarra en la cabeza. Resguardó la idea en una casete y luego siguió roncando. Jagger remataría la jugada con un texto rebelde e inconformista, crónica generacional de frustraciones sobre la vida moderna, la carretera, el sexo y los medios de comunicación. La combinación de música, letra y guitarra distorsionada era dinamita pura, pero Richards no las tenía todas consigo: sospechaba que su subsconciente onírico se había limitado a combinar el acorde de Dancing in the street (Martha & The Vandellas) con una línea del viejo tema 30 days, de Chuck Berry, que dice “I don’t get no satisfaction from the judge”. Por todo ello, Satisfaction sólo se publicó en un primer momento en Estados Unidos y tardó tres meses en llegar a las tiendas de Londres.

Las mejores lecturas: Sin duda, la más memorable es la que Otis Redding llevó al éxito a principios de 1966 con una rutilante sección de metales; curiosamente, la idea original de Keith Richards que el resto de los Stones se encargaron de abortar. Devo firmaron una espasmódica versión tecno-new wave en su disco Q: Are we not men? A: We are Devo! (1978), bajo la producción de Brian Eno. Y el punk sacó todo el partido a la furia del original, sobre todo en manos de The Residents, que la recrearon en un sencillo vanguardista de puro ruidoso.

Visiones insólitas: La inmensa cantidad de dinero que esta canción generó en derechos de autor a Jagger y Richards también ha tenido procedencias con tan poco pedigrí rockero como Samantha Fox, que la grabó en su debú (1987) en la clave disco-chis-pom de sus productores Aitken/Scott/Waterman. Y no ha sido la única rubia abducida por la canción: hace unos años, Britney Spears también la incluyó –vaya por Dios– en su disco Oops! I Did It Again. Pero la insatisfacción femenina más racial es morena y mexicana. Se trata de Alejandra Guzmán, la hija del rockero primigenio Enrique Guzmán, que en su disco Dame tu amor grabó Satisfacción con rimas como “no me doy por satisfecha / y no quiero consentir / que te burles tú de mí”, o “no me doy por satisfecha / que te planto es un hecho”. En efecto: esto ya no es una crónica generacional.

5. ‘Blowin’ in the wind’ (Bob Dylan)

Así nació: Ah, la incontinencia creativa. Cuentan que aquel Bob Dylan de 19 años que pugnaba por hacerse el rey del Greenwich Village neoyorquino se ventiló la letra de Blowin’ in the wind en diez minutos y se limitó a tomar prestada una vieja canción de esclavos, No more auction block, para la parte musical. Eran los años en que Dylan apenas se concedía unas pocas horas de sueño “para que no se le escaparan” las ideas que bullían en su cabeza. Esta pieza de, en apariencia, filosofía oriental tántrica, pudo escucharse por vez primera en el club Gerde’s, el 19 de abril de 1962, y un mes más tarde se reprodujo (letra, melodía y progresión armónica) en la portada del mítico número 6 de la revista Broadside. Un alumno de la universidad de Nueva Jersey, Lorre Wyatt, compró aquella revista, tocó profusamente la canción con su banda estudiantil y en 1963, cuando se editó el disco The freewheelin’, hizo creer al semanario Newsweek que Dylan le había robado el tema.

Las mejores lecturas: Casi antes de que Bob publicara la canción, su representante, Albert Grossman, se la cedió al trío de folk vocal Peter, Paul & Mary, que en el verano de 1963 la llevaron al número 2 de las listas. Las versiones de corte folkie son casi innumerables, desde Pete Seeger a Judy Collins, el mítico Kingston Trio o los maravillosos The Seekers. Más de uno se llevará una agradable sorpresa si la escucha en la voz de la jovencísima Cher de All I really want to do, su disco folk-rock de 1965. Otro mozalbete de la época, de nombre Stevie Wonder, supo trasladar Blowin’ in the wind al primer puesto de las listas de rhythm and blues en el verano de 1966. Más recientemente, quien mayor partido rockero ha sabido extraerle a la canción es Neil Young con Crazy Horse, que dejaron una lectura rabiosa –con explosiones de bombas y disparos incluidos– en su doble directo Weld (1991).

Visiones insólitas: Confiésalo. En la comunión de algún sobrinito habrás tenido oportunidad de entonar aquello de “por este mundo que Cristo nos da / hacemos la ofrenda del pan. / El pan de nuestro trabajo sin fin / y el vino de nuestro cantar”. El mix parroquial de Blowin’ in the wind es fruto del poliédrico talento del periodista Ricardo Cantalapiedra, al que habrás leído en El País. En comparación con tan altos designios, apuntar que el clásico de Dylan también ha sido tratado de forma ligera por Trini López o masacrado en la consabida versión orquestal de Ray Conniff.

6. ‘Johnny B. Goode’ (Chuck Berry)

Así nació: La canción que todo aspirante a estrella del rock ha tarareado alguna vez es esta pieza “más o menos autobiográfica” que en 1958 lanzó al estrellato a un graduado en maquillaje y peluquería de nombre Chuck Berry. El autor cambió “that little colored boy” (“ese pequeño chico de color”) por “country boy” (“chico de campo”) para llegar a un público más amplio. El nombre de Johnny era un homenaje al pianista Johnnie Johnson, con el que Chuck tocó en numerosas ocasiones durante los 50. En el año 2000, Johnson se querelló sin éxito contra Berry, reclamando que había sido el coautor de muchos de sus temas (incluido éste).

Las mejores lecturas: Keith Richards dijo: “Fue la primera canción de rock que escuché en mi vida”. Es lógico, por eso, que se introdujera en el repertorio de muchos grandes del género, desde los Beatles (fantástica lectura en las sesiones de la BBC) a Jerry Lee Lewis, Bill Haley, Grateful Dead, Al Kooper, los Stones, Hendrix o nuestros Burning. Johnny Halliday también la hizo suya en francés, como Johnny, reviens!

Visiones insólitas:  Algunos de los chicos más pastoriles de las praderas americanas quisieron ganar pedigrí con esta canción, caso de los Carpenters o John Denver. Los aspavientos de estos angelotes por parecer rockeros aguerridos resultaban un tanto patéticos. Incluso el por entonces ídolo de jovencitas Leif Garrett grabó (1977) este himno.

7. ‘What a wonderful world’ (Bob Thiele/ George D. Weiss)

Así nació: La emocionante canción de Louis Armstrong se publicó en 1968 con el recelo del director de ABC Records, persuadido de que aquella “cursilada” no llegaría muy lejos. Armstrong accedió a percibir unos emolumentos muy discretos, 250 dólares, para asegurarse de que los músicos de la orquesta también cobrarían. La canción la habían escrito Bob Thiele –por entonces productor de Mingus, Coltrane o Charlie Haden– y George David Weiss, el mismo compositor que le entregó Can’t help falling in love a Elvis. Ninguno de los dos quiso reparar en el detalle de que ya existía un gran tema titulado (What a) wonderful world, ése de Sam Cooke que empieza “Don’t know much about history” y fue popular gracias a la tremenda escena de Único testigo, protagonizada por Harrison Ford. Pero este segundo Mundo maravilloso logró aún mayor popularidad.

Las mejores lecturas: Junto a la interpretación clásica de Louis Armstrong, cerca ya de su muerte, estremece la versión que la malograda Eva Cassidy registró en vivo en 1996, sometida a una fuerte medicación y sólo seis semanas antes de morir por un cáncer de piel con sólo 33 años. Casi nadie reparó en Cassidy durante su breve vida, pero en 2001 aparecía entre las 20 mejores voces de todos los tiempos en una macroencuesta de la BBC. Tony Bennett también grabó esta pieza con su elegancia característica.

Visiones insólitas: Una visión poética e idealizada sobre la vida cotidiana no parecería la materia prima más común para un bandarra tan ilustre como el difunto Joey Ramone, voz de los Ramones, pero gustaba de interpretarla en vivo, como atestigua su disco póstumo Don’t worry about me. El tema también se encuentra entre las rarezas discográficas de Nick Cave con sus indómitos Bad Seeds.

8. ‘Ain’t no sunshine’ (Bill Withers)

Así nació: Tras nueve años en la marina y un trabajo en una fábrica de tazas de váter, Withers debutó a los 32 años, en 1972, con estos dos minutos de desolación que le inspiraron la visión de la película Días de vino y rosas (con Jack Lemmon haciendo de alcohólico). Producía Booker T. Jones, Stephen Stills tocaba la guitarra. Pero Ain’t no sunshine apareció en un principio como cara B de Harlem, una canción de la que hoy casi nadie se acuerda. Los pinchadiscos se encargaron de enmendar el error.

Las mejores lecturas: Pocos meses después de la original, la llevó a las listas de éxito Michael Jackson cuando aún era joven, negro y brillante. Ain’t no sunshine ha pasado también por otras manos no poco hábiles, desde Prince a Tom Jones, Paul McCartney o Sting.

Visiones insólitas: Con esa facilidad del hip- hop para fagocitarlo todo, el rapero DMX asaltó las calles en 2001 con un sampleado del original que tituló, sencillamente, No sunshine. Nada que ver con la visión bucólica que el dandi vaquero Kenny Rogers había propuesto un par de décadas antes.

9. ‘Me and Bobby McGee’ (Kris Kristofferson)

Así nació: El galán Kris Kristofferson –que, entre sus múltiples conquistas, también había tenido un rollete con Janis Joplin– escribió este tema en 1970 a partir del nombre de una secretaria, Bobbi McKee, que trabajaba en las oficinas de su editorial. Se trataba de un relato liberador y romántico, una traducción country del espíritu de Jack Kerouac y su libro En el camino. Pero Bobby McGee no funcionó en su primera lectura, la de la estrella campestre Roger Miller, ni destacó en la que el propio Kristofferson registró en su debú discográfico, Kristofferson (1971). Hasta que llegó La Perla…

Las mejores lecturas: Janis Joplin hizo historia desde el otro barrio: su Me and Bobby McGee era el segundo número uno póstumo en la historia de la música popular, tras el (Sittin’ on) the dock of the bay, de Otis Redding. Su mérito había radicado en convertir a la salvaje, nómada y libérrima Bobby McGee en un verdadero álter ego. Jerry Lee Lewis también llegó al top 40 con este tema que conoció otras aproximaciones distinguidas (Johnny Cash, Chet Atkins, Waylon Jennings). Pero nada comparable a la volcánica furia blues-rock de la pobre Janis Joplin.

Visiones insólitas: Siete años antes de agitar las caderas al mundo como pareja de baile oficial de Travolta, una casi bisoña Olivia Newton-John intentaba hacerse hueco como baladista romántica y sentimental (que a veces puede ser sinónimo de ñoña). Ella encarnó a una Bobby McGee mucho más recatada para el disco If not for you, en el que también se incluían temas de The Band o Gordon Lightfoot. A descubrir…

10. ‘Killing me softly with his song’ (Lieberman/ Gimble/ Fox)

Así nació: Tras escuchar a Don McLean (ya sabes, el de American Pie) en el teatro Troubadour de Los Ángeles, la cantante Lori Lieberman se sintió fascinada y comenzó a escribir un poema titulado Suavemente me mata con su canción. De la música se acabaría encargando un equipo de probada solvencia, Norm Gimble y Charles Fox, los mismos del Oh, happy day. Lieberman estrenó el tema en un disco de 1971 que muy pocos padres guardarán en sus discotecas. Pero Roberta Flack descubrió la canción de marras en el hilo musical del avión, volando de Los Ángeles a Nueva York, y decidió ponerse manos a la obra. Era 1973.

Las mejores lecturas: La “versión universal” de Roberta Flack ocupó tres meses de intenso trabajo en el estudio. El esfuerzo se vería recompensado con tres premios Grammy. Casi al mismo tiempo, el refinado Johnny Mathis titulaba su nuevo disco Killing me softly with her song, con el cambio de género (his, masculino por her, femenino) pertinente para evitar suspicacias. La pieza revivió sus mejores días en 1996: número uno británico y estadounidense gracias al hip-hop ligero de los Fugees de Lauryn Hill.

Visiones insólitas: Como el titulito, la verdad, da mucho juego, el original de Lieberman, Fox y Gimble ha conocido adaptaciones más o menos pintorescas al español (Matándome suavemente, de los inenarrables Los Toros Band y la reciente versión pseudoflamenca de Pitingo) o al alemán, con el grupo Meine Grössten Erfolge y su Das lied meines lebens. Pero nada más irritante, a buen seguro, que escucharle la canción de marras a la mamá vegetariana y el hijo relamido que protagonizaban con Hugh Grant la peli aquélla de Érase una vez un padre (2002), sobre la novela de nuestro más musiquero novelista, Nick Hornby.

CÓMO SE HIZO

Esta lista de las canciones con más versiones se ha elaborado cruzando los datos de diversas fuentes, como el Libro Guinness de los Récords, la página web All Music Guide (allmusic.com) y la base universal de canciones ISWC, un registro equivalente al ISBN que figura en todos los libros editados en cualquier rincón del mundo. Se han preferido suprimir algunos títulos con muchas versiones que encajaban peor en la consideración de música pop, como el villancico White Christmas. En cualquier caso, este top 10 tiene más vocación recreativa que científica.

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