Por Rosa Echevarría

El pasado domingo día 18 nuestra compañera Rosa fue testigo del concierto que dio Raphael en la plaza de toros de Santander.

Ella como buena periodista que es y al tiempo fans de Raphael, nos hizo una breve, encendida y completa crónica de su noche con él.

Raphael 6.0 sigue siendo aquel

(Notas iniciales de Yo soy aquel)….

Solo hicieron falta los primeros acordes de Yo soy aquel para que el público que este pasado domingo abarrotó la plaza de toros de Santander se entregara por completo a un espectáculo que comenzó con los 5 minutos de cortesía que a todo artista se le conceden y que duró 2 horas ininterrumpidas. Ahí es nada, así es Raphael, a sus casi 80 años de edad que cumplirá el próximo mes de mayo.

Con su gira Raphael 6.0, con la que celebra sus seis décadas en la música, el que es un icono, un mito y una leyenda volvió a demostrar porqué está considerado un artista con mayúsculas, y porqué sigue llenando el escenario con su sola presencia, y el aforo de todos y cada uno de sus conciertos.

Comenzó el espectáculo con temas como Ave Fénix o Yo sigo siendo aquel. Con ellos, el de Linares dejó claro que lo suyo va para largo, que es incombustible, a pesar de que el tiempo y la edad no pasan en balde para nadie, tampoco para Raphael. Pero ya se sabe que quien tuvo, retuvo.

Ave Fénix (1992)

Vestido de riguroso negro, su color fetiche, y con una americana con hilos brillantes como única licencia, salió al ruedo de la capital cántabra recorriendo el escenario con su inconfundible porte, sus característicos gestos y su eterna sonrisa. Una americana por cierto de la que se desprendió cual capote de torero para dejarla primero colgada del pie de micro, y después sobre el piano de cola que le acompañó en la actuación.

Y es que si bien es cierto que Raphael llena por sí solo el escenario, en esta gira le acompaña una magnífica orquesta, compuesta por piano, batería, guitarras, percusión, viento y coristas que enriquecen aún más su buen hacer y aportan un plus de calidad al sonido.

Raphael supo unir pasado y presente, combinando canciones de su amplísimo repertorio propio, con versiones como La Llorona o Gracias a la vida y con temas que ha interpretado a lo largo de su carrera, recordando a otros grandes como Rocío Jurado con Como yo te amo, a Camilo Sesto con Vivir así es morir de amor o al Dúo Dinámico con uno de los himnos de la pandemia, Resistiré. Y así el representante español en Eurovisión en 1966 fue desgranando una por una las 27 canciones que cantó, adaptadas todas ya a su voz y capacidades.

Cada una de ellas fue coreada por un público fiel que apoyó de forma incondicional a Raphael, aplaudiendo y gritando su nombre tras cada tema, poniéndose en pie cada dos por tres para ovacionar al maestro. No faltaron sus clásicos, Mi gran noche, Qué sabe nadie, Escándalo, Digan lo que digan o Estar enamorado, cantados a pleno pulmón por el público. Canciones que forman parte de la memoria colectiva de varias generaciones

Estar enamorado (En carne viva, 1981)

Y a modo de traca final, Raphael encadenó varios de sus hits, entre ellos el que no puede faltar nunca, Yo soy aquel, en una versión con toques de modernidad que desató el delirio en una grada que terminó en pie, bailando y coreando su nombre. Sin duda, y a pesar del paso de los años, disfrutar de Raphael en directo es una auténtica suerte que él mismo prometió repetir volviendo a Cantabria al menos dijo, una vez al año.

Corte de la despedida en Santander

Así se despedía. No hubo bises. Lo había dado todo. Cogió su americana posada sobre el piano, se la puso al hombro con la maestría y elegancia que le caracteriza, y salió del escenario como si terminara de dar un paseo, un paseo por Santander con el que se puso el broche de oro al festival La Plaza.

Yo soy aquel (1966)