Gente | 30/06/2014 – 23:13h | Última actualización: 01/07/2014
Curioso: Pedralbes, es decir sus jardines, están a tope y en cambio no hay follón, diriase que todos se reservan para oír el rugido del tigre de Gales todos quieren saber como estará a sus 74 años de edad. Sin malicia es lo que se escucha cuchichear en los corrillos de gente curiosa que vienen a fisgar, pero con cariño.
Laura Fresneda, guapa con ganas, lleva las cosas de Chopard, uno de los patrocinadores de estos conciertos que están resultando un éxito a todo nivel. Laura está más guapa si cabe y es que está esperando su tercer bebé que también sera niño. Viene con Albert Carreras, su apellido ya sabe a aria y eso presagia que pronto llegará su progenitor, el grande Josep Carreras. Y así es aparece el super tenor, impecable como de costumbre, en azul noche, corbata a rayas, su saludo es cordial como de costumbre, y se dispone a ver al de Gales. El susodicho me cuenta que también está exultante. Le han paseado de incógnito por los jardines. Llegó ayer y se va esta noche a Madrid en avión privado, se deduce entre otras cosas porque: a) lleva el equipaje; b) ha pedido que le lleven al aeropuerto al acabar el concierto: era fácil.
Pasan unas guapas delgadísimas, Dolly Fontana y Mercedes Clapes. Y llega Gisela una de las estrellas del musical español, fan de Tom Jones pero sin león que le ruja. Y eso que ella es bocado apetecible.
El aforo al completo, la gente feliz pero tranquila. Vuelvo a ver a Carreras, se va mañana a Londres para unas grabaciones; pasa Stefano Palatchi buscando su plaza; llega Jesus Mariñas gran amigo de Carreras, hay abrazo y complicidad.
Pasan once minutos de la hora prevista, las diez. Suenan guitarra y percusión aparece Mister Jones desentonado de azules: noche feliz en el pantalón, noche antracita en la camisa, fin de noche (amanecer) en la chaqueta, un anillo en cada mano de notable tamaño (los anillos no las manos). Diez músicos en escena le arropan mientras dice que «I am a tiger!». Viene Sex bomb y su ritmo de cafetín musiquero. Se mueve bien este hombre que ahora ya ruge.
Ceremonioso, parece que canta sin esfuerzo y amenaza y cumple con las canciones de su nuevo album, Spirit in the room. Ritmo lento para una balada, Tomorrow night, presumiblemente. Hay música country, temas sin excesivos problemas vocales. Como Aznavour también tiene problemas técnicos: arreglados sigue con el country. Y llega Tom Waits «la gente cree que esta loco, yo también» bromea. El tema es potente, pero gusta. La banda funciona a tope y la voz de Jones es un instrumento mas entre una guitarra que arranca con aires flamencos un Dalila, increíble, ahora en tiempo desmayado o a las palmas: increíble!
Fall in love trae relax cromático con teclados y cuerdas, le cantan el happy birthday para recordarle que el pasado siete de junio llegó a los 74. Nostálgico se pone el hombre en una parte del espectáculo y pide «Shake a hand» para recuperar el rock que canta sin aparente esfuerzo para enlazarlo con un sentido Green green grass of home.
No es nada extraño, parece que llega el final de este medido, perfecto, entrañable concierto, pero no, ahí esta Pon tu sombrero en tu cabeza y versiona Joe Cocker. Elegante, vibrante, el If I only knew.
Llevamos hora y media de concierto y no le ha aparecido ni una arruga de mas en la chaqueta de lino azul noche de amanecida. Se va de escena a las 23.39. Y tres minutos más tarde ya esta aquí de nuevo sin chaqueta para hacer un James Bond Thunderball, genial!. ¿Y ya está? Pues tampoco. Ahí esta Kiss. Un beso de vida señoras y señoras, este ha sido ¡Tom Jones!
http://www.lavanguardia.com/gente/20140630/54411440988/tom-jones-corazon-de-leon.html