Ginger Baker, la cara menos complaciente de la batería

Concierto

El legendario percusionista de Cream actúa este jueves en el Teatro Lara de Madrid para tocar ‘Why?’, su primer disco en 16 años. «Que nadie espere nada del pasado», avisa.

14019286448409     DARÍO PRIETO Madrid
Actualizado: 05/06/2014

Todavía está por estudiar el efecto que tiene el tocar la batería sobre la psique humana, pero ya hay quien habla de un ‘síndrome del baterista’, consistente en aporrear rítmicamente cualquier superficie con los dedos o lo que se tenga a mano y desarrollar una personalidad volcánica. Ejemplos como el de Buddy Rich, Keith Moon o John Bonham vendrían a confirmar esta hipótesis, aunque resulta difícil encontrar un caso tan paradigmático como el de Ginger Baker, batería de Cream durante la corta vida del grupo (1966-1968) de Eric Clapton.

Baker es conocido por su trato difícil, a cuya leyenda ha contribuido el documental biográfico ‘Beware of Mr. Baker’ (‘Cuidado con Mr. Baker’), en el que se muestra a un hombre que nunca ha aceptado pasar por el aro de las convenciones. Que es lo que hará durante su visita a Madrid para actuar en el Teatro Lara dentro del ciclo ‘Leyendas con Estrella de Estrella Galicia’. Viene para presentar un nuevo disco, ‘Why?’, el primero en 16 años, más orientado al jazz y con piezas propias junto a otras de Sonny Rollins (‘Footprints’), Ron Miles (‘Ginger Spice’), Wayne Shorter (‘Footprints’) o de la tradición musical africana (‘Aiko Biaye’), de la que él se convirtió en uno de los principales embajadores durante los 70, gracias a su trabajo junto a Fela Kuti.

«Que nadie se espere nada de Cream o de otras cosas de antes. Vamos a tocar el disco de ‘Why?’, que es música realmente disfrutable que no tiene nada que ver con el pasado, sino con el futuro». A sus 74 años, Baker sufre de una enfermedad respiratoria y de otras dolencias artríticas y musculares que le hacen muy complicado viajar. «Es un infierno, lo paso muy mal, tengo que estar tumbado casi todo el rato. No me gusta estar en la carretera, pero sí que me gusta tocar, sigo disfrutando con ello», sentencia.

Sin responder muy bien por qué ha llamado a su disco ‘¿Por qué?’ («es una pregunta, ¿no?»), Baker también escurre el análisis de este sonido. «No sabría si llamarlo jazz exactamente. La clave es que, mientras suena, todo el mundo es feliz». Ese «todo el mundo» incluye, por lo pronto, a sus compañeros de banda: Pee Wee Ellis (saxo), Alec Dankworth (bajo) y Abas Dodoo (percusiones).

Tampoco le gusta hablar de los años en los que abandonó Europa y se instaló en Nigeria para enrolarse en la revolución del ‘afrobeat’: «Lo hice porque disfrutaba con ello y punto». Ni tampoco se muestra muy permeable a lo que sucede en la actualidad: «No escucho música». Ni, por supuesto, le pregunten por lo que opina de la crisis: «No me interesa la política». En lo que sí se explaya más es en su concepción pesimista del mundo: «¿El mundo? No hay ningún problema con él. Lo que pasa es que está lleno de gente (risas y toses). No hay esperanza. Los ricos serán ricos y los pobres, pobres. Al menos la música te hace disfrutar».

http://www.elmundo.es/cultura/2014/06/05/538fbb00ca4741bd6a8b456e.html

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