‘Woody at 100’: Baladas de polvo

De los caminos de la Gran Depresión, compartiendo tiempo, espacio y polvo con emigrantes y vagabundos, Woody Guthrie extrajo la voz de América. El alcance de su legado y también sus secretos pueden disfrutarse en ‘Woody at 100: The Woody Guthrie Centennial Collection’, un libro con tres discos, premiado con dos Grammy. En el centenario de su nacimiento, el poder de sus cientos de canciones sigue vigente.
Por Beatriz G. Aranda

En formato de 12 pulgadas. Así llega a las manos este voluminoso libro –150 páginas–, el documento perfecto que enviar al espacio para contar a Woody Guthrie y, de paso, relatar a modo de poesía popular la manera en que los poderosos asfixian a los débiles desde que al hombre se le separara de sus medios de producción. Nació en 1912, el día de la toma de la Bastilla y murió en el 67, en un hospital, por la misma enfermedad mental que llevó a su madre a la locura –Norah, una enamorada de las canciones de los Apalaches– siendo él un niño. Era octubre y dejaba inédita una novela y otras cientos de canciones por escribir, porque, como escribe Robert Santelli ,“Woody escribió y escribió, porque lo necesitaba como respirar o vagar”.

La presente caja-homenaje así lo refleja pero, es además, todo un valor añadido. Incluye tres discos con 57 canciones, 20 de las cuales nunca han sido editadas hasta la fecha.  “Guthrie escribió canciones infantiles. Escribió canciones protesta. Escribió canciones de amor y canciones patrióticas, pero también historias tristes. Escribió canciones antibélicas y otras probélicas, sobre todo cuando pensaba en Hitler”. “Fascism fought indoors and out/Good & bad weather” [“Al fascismo se le combate bajo techo y al aire libre/con buen y mal tiempo”], leemos en la esquina de una página cualquiera, como las notas que tomábamos de colegiales en los libros. De todo esto hay huellas en Woody at 100, también un fiel retrato de un hombre que se casó tres veces, tuvo ocho hijos (quizás más) y que estuvo en la Marina durante la II Guerra Mundial. Irresponsable hasta el extremo de la insensibilidad pero también tierno y  divertido. ¿Su primer recuerdo musical? Según dijo su colega Lee Hays, “ver a un afroamericano tocar la armónica”.

El hallazgo más profundo, en cualquier caso, sucede en sus trazos y dibujos: en bocetos de grueso trazo o en fina tinta hay mujeres desnudas o irreales (“looking for a woman that´s hard to find…”), la masa como concepto brutal en mitad del siglo XX y la visión sanadora de gentes humildes alzando su voz. Letras y melodías sencillas, urgentes: el cantor de las gestas de los que construyeron América.

De todo y bueno
El reto estaba ahí: sacar un recopilatorio que sorprendiera de un trovador tan prolífico y disperso como Woody Guthrie, y que sirviera, como guinda, de homenaje por el centenario de su nacimiento (el pasado 14 de julio). El resultado, obra del sello y fundación Smithsonian Folkways Recordings, abruma por su  contenido y belleza. Woody at 100 es una caja fabulosa llena de tesoros: fotografías, apuntes, reproducción de manuscritos y partituras, contratos… Aún hoy –y quizás tanto como entonces–, fuente de inspiración.

http://rollingstone.es/noticias/view/woody-at-100-baladas-de-polvo

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