Estaba trabajando en nueva música con Michael Jackson y su hermano Barry cuando falleció a los 53 años en Miami.
Por David Gallardo
De izquierda a derecha: Robin, Barry y Maurice. Los Bee Gees en su máximo esplendor reflectante
Acompañado por sus seres más queridos. Así falleció el 12 de enero de 2003 Maurice Gibb, el talento ‘oculto’, el encargado de cantar las notas más altas del trío, la amalgama que lo mantenía todo unido, en el Mount Sinai Medical Center de Miami. Rodeado por su esposa Ivonne, sus hijos y sus hermanos Barry y Robin, quien había llegado apenas una hora antes procedente de Londres.
Maurice, el más joven de los tres, era mellizo de Robin y nació 35 minutos antes. Falleció con 53 años, por un paro cardiaco durante una operación quirúrgica de urgencia para tratar de solventar una obstrucción intestinal que le había llevado hasta el hospital unos días antes y que finalmente no pudo superar.
“Su amor, entusiasmo y ganas de vivir son un motivo de inspiración para todos nosotros. Le echaremos mucho de menos”, declaró la familia en un escueto a la par que emotivo comunicado a las pocas horas del deceso, antes de centrarse en cuestionar las decisiones de los médicos que trataron a Maurice durante su estancia en el centro médico.
“Vamos a investigar todos los factores, cada uno de los segundos de las últimas horas de la vida de Maurice”, advirtió entonces el hermano mayor, Barry, actualmente único miembro de los Bee Gees con vida tras la muerte hace siete meses también de Robin.
Maurice Gibb nació el 22 de diciembre de 1949 en la Isla de Man (Gran Bretaña), aunque prontó emigró con su familia al próspero continente australiano. Desde allí se cimentó una fabulosa trayectoria musical junto a sus hermanos que despegó definitivamente con su primer gran sencillo de éxito de 1967, Massachussetts. Varias décadas después los Bee Gees acumulan más de 200 millones de copias vendidas entre discos de estudio, singles y recopilatorios.
Reconocido multi instrumentista, Maurice se encargó a lo largo de los años de teclados, guitarras, bajos y percusión, así como de las armonías, las melodías y los coros, relativamente eclipsado por Barry y Robin, que se encargaban de las letras y las voces principales (aunque Maurice era capaz de alcanzar notas más altas con sus locos falsetes).
El peso como músico de Maurice le hizo ganarse el cariño de los fans, y le llevó a ser director musical de los Bee Gees durante sus últimos años en activo. Además, en 1994 entró a formar parte del Songwriters Hall of Fame, tres años antes de que el trío accediera al prestigioso Rock n Roll Hall of Fame.
Siguiendo con los reconocimientos, en 2002 fue ordenado Caballero del Imperio Británico junto a sus hermanos. Lamentablemente, la distinción no se entregó formalmente hasta 2004, de manera que tuvo que ser su hijo Adam quien acompañara a Barry y Robin en la ceremonia celebrada en el Palacio de Buckingham.
Tras su inesperada muerte el 12 de enero de 2003 se supo que Maurice (fanático del paintball, aunque este dato no tenga nada que ver) estaba trabajando en nuevas canciones con Michael Jackson y su hermano Barry. Su último gran proyecto fue la producción de un álbum con canciones escritas e interpretadas por su hija Samantha, que finalmente vio la luz en 2005 con el título de M.E.G., las inicales del músico.
En marzo de 2007 el parque Island View de North Miami Beach pasó a llamarse Maurice Gibb Memorial Park. Aunque en realidad su perdurable recuerdo está más que a salvo gracias a no pocas delirantes fiebres del sábado noche y canciones tan inmortales como Stayin’ alive, Tragedy, Night fever, To love somebody, More than a woman, How deep is your love o la ya mencionada Massachussetts. Porque según él mismo afirmó en vida: “Uno de nosotros está bien, dos de nosotros está bastante bien, pero los tres juntos somos mágicos”.