Busqueda para octubre, 2013

Paul McCartney da un concierto sorpresa subido al tráiler de un camión en Times Square

El músico británico actuó ayer en Nueva York ante cientos de espectadores durante media hora

AFP – Paul McCartney, en un momento del concierto sorpresa que ofreció en Nueva York

EFEabc_cultura / NUEVA YORK

Día 11/10/2013
Paul McCartney ofreció ayer un concierto sorpresa en Times Square, donde, ante la incredulidad de turistas y neoyorquinos, interpretó algunos temas de su último disco.

Acompañado de un grupo de músicos y todos ellos subidos en el remolque de un camión tráiler que hizo de escenario, el legendario músico británico actuó ante varios cientos de espectadores durante poco más de media hora.

La actuación se produjo después de que McCartney divulgara un tuit que decía «Wow! Realmente emocionado de tocar en Times Square, en Nueva York, a la 1 pm de esta tarde» (17:00 GMT).

La actuación se centró en temas de su nuevo disco, llamado «New», que saldrá a la venta el próximo lunes.

El exbeatle ya sorprendió el pasado miércoles a los estudiantes de una escuela secundaria del barrio neoyorquino de Queens, la Frank Sinatra School of the Arts, que fueron convocados para una clase en el salón de actos del centro. Tras esa actuación por sorpresa, en la que interpretó algunos temas clásicos de los Beatles, McCartney mantuvo una sesión de preguntas y respuestas con los estudiantes.

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Cincuenta años sin Edith Piaf

París recordará a la intérprete con un festival que hasta el domingo contará con actuaciones musicales en las calles de los barrios en los que vivió

afp – Edith Piaf, durante una actuación en el teatro Olympia de París en 1960

efeabc_cultura / parís
Día 10/10/2013 – 10.14h

Edith Piaf, que empezó cantando en la calle y en cabarets y acabó como artista consagrada que llegó a actuar en lo alto de la Torre Eiffel, murió hace cincuenta años, un aniversario que se cumple hoy y con el que se rinde homenaje a una de las grandes voces de la música francesa.

París recordará al alma de esta intérprete esencial de la canción francesa con un festival que hasta el domingo contará con actuaciones musicales en las calles de los barrios en los que vivió Piaf, según explicó a Efe Bernard Marchois, conservador del museo dedicado a la artista.
Icono de la canción francesa

Pese a su figura menuda -no llegaba al metro y medio de altura-, su andar patoso y sus vestidos siempre negros, la fuerza encima del escenario convirtió a Piaf en un icono de la canción francesa.

El éxito musical fue acompañado de una cierta leyenda en torno a su figura: en el número 72 de la rue de Belleville de París hay una placa que recuerda el nacimiento de Piaf «en los peldaños de esta casa» cuando, en realidad, nació en un hospital cercano, según su partida de nacimiento.

Sin embargo, es cierto que la artista francesa tuvo una niñez dura: fue abandonada por su madre y vivió con su padre, a quien acompañaba pasando el platillo cuando este actuaba como contorsionista en la calle.

Durante la infancia, Piaf también convivió con su abuela materna, que trabajaba como domadora de pulgas en un circo, y con su abuela paterna, que regentaba un prostíbulo en Normandía.

A los 15 años, la joven parisina empezó a cantar en la calle, donde fue descubierta por el dueño del cabaret Gerny’s, Louis Leplée, quien rebautizó a Edith Giovanna Gassion como la «môme» (muchacha) «Piaf» -que, en lenguaje familiar, significa gorrión- y le dio la oportunidad de actuar en su local.

Del cabaret al Olympia

La carrera musical de este icono de la música francesa levantó el vuelo en los cabarets y «music halls» parisienses, donde consiguió un gran reconocimiento y llegó a actuar en salas emblemáticas como Pleyel y Olympia.

Sin embargo, detrás su éxito musical se escondían las dificultades, como la muerte de su única hija, Marcelle, a la que tuvo con 18 años, víctima de una meningitis a los 2 años.

«Edith Piaf cantaba su vida», señaló Marchois, quien considera que estas experiencias vitales hicieron que en lugar de interpretar temas «divertidos y alegres» optara por canciones sobre el amor, algunas de ellas tan conocidas como «La vie en rose».

Los triunfos profesionales fueron acompañados de una vida tumultuosa e intensa, con mudanzas constantes, dos maridos y numerosos amantes, aunque su gran amor fue el boxeador francés de origen argelino Marcel Cerda, de quien se enamoró en Nueva York, una ciudad en la que Piaf siguió forjando su leyenda y donde cosechó grandes ovaciones, como las del Carnegie Hall.

Pocos años después, Cerda falleció en un accidente de avión y su muerte marcó a la cantante francesa, que se dejó llevar por la fatalidad abusando del alcohol y la morfina.

A pesar de la decadencia física, la artista francesa tuvo fuerzas para dar diversos conciertos en la sala Olympia, en la que había actuado en sus inicios y que empezaba a tener problemas financieros.

En una entrevista publicada algún tiempo antes de fallecer, Piaf formuló un deseo -«no me gustaría morirme vieja»- que se convirtió en presagio, ya que murió en el sur de Francia, acompañada de su segundo marido, Theo Sarapo, a los 47 años, a causa de un fallo hepático.
Una leyenda

La muerte no puso punto final a su leyenda, ya que los discos de Piaf se siguen vendiendo y en su tumba, situada en el cementerio parisiense de Père Lachaise, cada día hay flores frescas que recuerdan a la interprete de «Je ne regrette rien» (No me arrepiento de nada).

La influencia de Edith Piaf en la música francesa no se explica sólo con su discografía porque la diva impulsó también las carreras artísticas de otros intérpretes, como Charles Aznavour y Georges Moustaki.

La vida de Piaf ha sido llevada a la gran pantalla en la película «La vie en rose», ganadora de 5 premios César y 1 premio Oscar a Marion Cotillard como mejor actriz principal.

http://www.abc.es/cultura/musica/20131010/abci-paris-celebra-anos-muerte-201310091654.html

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Scorpions actuarán en marzo de 2014 en Madrid

GIRA DE DESPEDIDA

Foto: Reuters izqda

MADRID, 10 Oct. (EUROPA PRESS) –

La banda alemana Scorpions actuará en el Palacio Vistalegre de Madrid el sábado 8 de marzo de 2014, dentro de su gira de despedida de los escenarios. Para acompañarles vienen en exclusiva los californianos Steel Panther.

Las entradas para el único concierto de Scorpions en España se pondrán a la venta el lunes 14 de octubre en los puntos habituales de la red Ticketmaster, y tendrán un precio de 50 euros.

Desde su formación en 1965, Scorpions ha puesto música a varias generaciones con canciones como ‘Still Loving You’, ‘Wind of Change’ o ‘Rock You Like a Hurricane’. Su último trabajo es un ‘Unplugged’ grabado para MTV y editado este mismo año 2013.

http://www.europapress.es/cultura/musica-00129/noticia-scorpions-actuaran-marzo-2014-madrid-20131010171320.html

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Beatles psicodélicos: disfraz, sitar y LSD

                     * En California, los Beatles contactaron con la cultura hippy, con la música india y con el ácido. Así gestaron dos obras maestras: ‘Revolver’ y ‘Sgt. Pepper’s’.
* Tras morir Epstein, quisieron empaparse de espiritualidad en India, pero el viaje fue un fiasco

Los cuatro Beatles, en India con el gurú Maharishi Mahesh Yogi en 1968.

LAS ETAPAS DE THE BEATLES (4)

Ricardo de Querol  – 7 Oct 2013

No discutiremos aquí los peligros de las drogas ilegales, pero tendremos que reconocer que el contacto con el LSD coincidió con el mejor momento creativo de los Beatles, cuando dieron al mundo dos obras maestras como Revolver (1966) y Sgt. Pepper’s Lonely Heart Club Band (1967). Fue John Rilley, el dentista de George Harrison, quien dio a probar esa droga en el café a los cuatro Beatles tras una cena en su casa en 1964; repitieron la experiencia un año después con Peter Fonda y miembros de los Byrds en Los Ángeles. Los de Liverpool paraban en una California en que se gestaba la contracultura hippy dos años antes de que explotara, en 1967, el llamado verano del amor y Occidente se llenara de pelos largos, flores en el pelo y buenrollismo.

Las canciones (y letras) de ese periodo se inspiraron en los viajes lisérgicos, en las alucinaciones y en la sensación de salir de uno mismo. Completó la ecuación el contacto con la música india, que aportó exotismo y cierta magia. Aunque Harrison vio por primera vez una banda india mientras rodaba Help!, fueron (otra vez) The Byrds los que dieron a conocer al tercer Beatle la música de un maestro del sitar, Ravi Shankar. Fascinado, George compró el instrumento y se citó con él en Londres. Shankar apenas le enseñó los rudimentos para hacer sonar esa especie de guitarra con dos decenas de cuerdas, pero George se atrevió a meterlo en el estudio de grabación.

Los Beatles estaban en lo más alto con sus discos, y retirados del directo, cuando falleció repentinamente su manager, Brian Epsten, en agosto de 1967. Son tiempos de desconcierto. En febrero de 1968 marcharon con parejas, colegas y amigos a las faldas del Himalaya, en India, de la mano de un estrafalario santón llamado Maharasi Mahesh Yogi que les iniciaría en la meditación. La experiencia acabó mal: Ringo y Paul duraron poco; y el resto aguantó hasta abril, pero dio un portazo. Hay distintas versiones de esa ruptura: una, que el gurú quería hacer dinero a su costa y que se le iba la mano en presencia de Mia Farrow; la otra, que fue el Yogi quien los expulsó por atraer a fans y prensa y por consumir drogas en un santuario. En todo caso el viaje fracasó en lo espiritual -salvo para Harrison, el místico-, pero fue fecundo en lo musical, porque se trajeron un carro de canciones que luego formarían el álbum blanco. Estos son los momentos clave de los Beatles de la psicodelia.

‘Revolver’ rompe con todo. En 1966 los Beatles se esmeran en el estudio, están ávidos de experimentar, descubren nuevas técnicas sonoras y logran un álbum muy distinto a lo hecho antes. La explosión global de la psicodelia, hasta entonces confinada a ciertos ambientes de San Francisco, le debe mucho a piezas como este Tomorrow never knows, que compone y canta Lennon en medio un gran despliegue de efectos sonoros, apropiándose de paso de elementos de la música india (por ejemplo, la reiteración de un solo acorde).

En la cumbre, disfrazados de otros. Si Revolver no es considerado el mejor LP del siglo XX es porque el siguiente, Sgt. Pepper’s, fue incluso más aclamado. Por primera vez los Beatles se toman un año entero para trabajar (y lo hacen picados con sus colegas/rivales The Beach Boys, que acaban de lanzar otro álbum enorme, Pet sounds). Sgt. Pepper’s resulta un disco conceptual que va pasando por melodías inolvidables y dejó una gran huella. Incluso su portada es extraordinaria. Tan libres quieren sentirse los Beatles que deciden no ser ellos, sino unos personajes: una banda de verbena, casi circense. La revista Rolling Stone declaró Sgt. Pepper’s el mejor álbum de la historia del rock, y este A day in the life la mejor canción de la banda, que no la más famosa. En ella Lennon lee las noticias del periódico con ojos surrealistas y McCartney dirige una orquesta entera hasta el clímax final.

Un himno para la audiencia global. La BBC llamó a los Beatles, que habían roto récords en televisión en sus inicios, para representar al Reino Unido en One world, el primer programa concebido para una audiencia mundial (se habló de 400 millones de espectadores) mediante conexiones vía satélite. El 25 de junio de 1967, la banda aparece en el plató rodeada de una orquesta y muchos amigos (entre ellos Mick Jagger y Keith Richards), y Lennon canta la inédita All you need is love. Tiene aire de himno, y no porque empiece con La Marsellesa (en vez de God save the Queen). Compleja pero pegadiza, fácil de tararear. Se percibe ya al John activista e idealista que compondría después Imagine: «No hay nada que puedas hacer que no pueda ser hecho…». Fue la banda sonora del verano del amor.

Otra película fallida con grandes canciones. Tras la gran repercusión de Sgt. Peppers, el grupo se embarca en su siguiente proyecto. Vuelven a la pantalla, pero esta vez para un modesto telefilme que se llamó Magical Mystery Tour. Se cuenta ahí una delirante ruta de los Beatles por Inglaterra en un colorido autobús, sin un guion coherente. Las críticas a la película cuando se emitió en televisión el 26 de diciembre de 1967 fueron (merecidamente) feroces a pesar de contener una colección de canciones notables, como la que le da nombre, la enigmática I am the walrus de Lennon y esta bella pieza de McCartney llamada The fool on the hill. Paul bromearía después: «No fue el peor programa de Navidad. Tampoco es que el discurso de la Reina fuera excepcional, ¿verdad?».

Mejor con dibujos. Es comprensible que a los Beatles les apeteciera poco insistir con el cine tras el fiasco de Magical… Así que su implicación en la película de animación Yellow submarine fue limitada: dieron un puñado de canciones nuevas (o sobrantes de otros álbumes) y ni siquiera ponen voz a sus personajes. Uno de esos temas nuevos es este It’s all too much, de Harrison, que a estas alturas ha ganado peso como compositor. Sin embargo, el resultado del filme es mejor de lo que los Beatles creían gracias al encantador universo onírico dibujado por George Dunning. La película, eso sí, llegaba tarde. Era 1968 y los Beatles, cansados de los disfraces en que se habían metido, ya se estaban reinventando. Otra vez.

http://cultura.elpais.com/cultura/2013/10/05/actualidad/1380998914_119260.html

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Los Beatles en América: la enorme huella de Dylan, el chasco con Elvis

En sus cuatro giras por Estados Unidos, los Beatles recibieron influencias que les hicieron crecer y elevaron su ambición. Al regreso les salió una obra maestra: ‘Rubber soul’

Bob Dylan y John Lennon, durante uno de sus encuentros en las giras americanas de The Beatles.

LAS ETAPAS DE THE BEATLES (3)

Ricardo de Querol  – 4 Oct 2013 –

No llevaban ni un año en la primera fila. Volvían de actuar en París, ciudad en la que todavía podían salir a la calle. Sin embargo, cuando en febrero de 1964 The Beatles aterrizaron en Nueva York, miles de personas les recibieron en el aeropuerto, otras tantas les arroparon camino del hotel y a cada paso que daban una multitud les perseguía. Una llegada triunfal sin precedentes. Brian Epstein acertó en su estrategia: dio prioridad a copar los medios de comunicación. Entre febrero de 1964 y agosto de 1966, la banda hizo cuatro giras por Estados Unidos.

En el tercero de esos viajes se produjo el esperado encuentro con Elvis Presley, que para los de Liverpool era un ídolo. Fue en su residencia en Los Ángeles el 27 de agosto de 1965, sin cámaras aunque con todo el séquito del artista de Memphis. Se celebró una breve jam session que si se hubiera grabado valdría millones. Pero no hubo sintonía. Lennon dijo al salir: «No puede ser que ese tío fuera Elvis, era otra persona». Después, Presley escribió al presidente Nixon señalando a los Beatles como una mala influencia por sus simpatías izquierdistas y llamando a combatir «el elemento hippy». Sin embargo, también versionó sus canciones. Ya fallecido el rey, John dijo que Elvis había muerto el día que se alistó al Ejército (en 1958).

El encuentro que abrió los horizontes de The Beatles fue con Bob Dylan, quien fue a visitarles de la mano de un periodista a su hotel neoyorquino en agosto de 1964. Acabaron compartiendo confidencias y, es sabido, sustancias prohibidas. Después de conocer a Dylan (y a los Byrds, y a The Beach Boys), los Beatles se alejaron de la simplicidad de su pop inicial y ganaron en ambición. Es más discutible que fuera el influjo de los ingleses lo que llevó a Dylan hacia el rock eléctrico un año después. Estos son cinco momentos clave de esta etapa americana:

En el plató de los récords. En su primera visita a EE UU, The Beatles fueron de cabeza a la televisión. En febrero de 1963 actuaron dos veces para The Ed Sullivan Show, en Nueva York y en Miami. Su primer show batió récords históricos de audiencia, con 73 millones de espectadores. Una de las piezas interpretadas era este This boy, la cara B de I wanna hold your hand, que fue recuperada por el documental Anthology.

Los grandes conciertos. Los Beatles empezaron a llenar grandes recintos en sus giras norteamericanas, lo que animó a otras bandas inglesas (los Rolling Stones al frente) a seguir sus pasos. Interpretaban sobre todo su repertorio propio, que ya es notable, pero insisten en los homenajes a los pioneros del rock, como este Roll Over Beethoven, de su admirado Chuck Berry, interpretado en Washington en 1964.

Floja película, canciones para la historia. Help!, la segunda película de los Beatles, lanzada en 1965, tiene un argumento tontorrón, sin el punto transgresor que salvaba A hard day’s night. Se les quedaron pocas ganas de hacer más cine. Sin embargo, su música ha evolucionado y para esa película crean sus composiciones más brillantes hasta el momento. Una es la que da nombre al álbum, de Lennon. La otra es la canción más versionada de la historia: una inmortal Yesterday, de McCartney.

Risas ante un estadio que no les escucha. El concierto en el Shea Stadium de Nueva York, el 15 de agosto de 1965, marcó un hito, porque era la primera vez que una banda de rock ocupaba un gran recinto deportivo. Ante 55.000 personas que no paraban de chillar, los Beatles llegaron en helicóptero y dieron un concierto breve (doce canciones), que ni músicos ni público podían escuchar. En un momento, los Beatles se parten de risa ante la circunstancia y un Lennon desatado toca el piano con los codos en este I’m down. Se divierten pero son conscientes de que su sonido no es ni puede ser bueno. Un año después, tras una actuación en San Francisco, decidieron, sabiamente, dedicarse por completo a crear los mejores discos de la historia.

Aires folk en un disco redondo. La influencia de Bob Dylan es patente en Rubber soul, álbum lanzado a finales de 1965 y que abre su etapa más brillante. Desengañados del directo, buscan y logran un salto de calidad en el estudio y una mayor profundidad en sus letras. Entre joyas como Michelle, Girl, Nowhere man o Norwegian wood aparece este In my life, que escribe Lennon en tono autobiográfico. John dijo después que esa fue su primer texto serio, y que fue la obra de Dylan la que le llevó hasta ahí. «Hasta entonces hacía letras de usar y tirar», admitió.

http://cultura.elpais.com/cultura/2013/10/01/actualidad/1380655900_888304.html

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Cómo se desató la Beatlemanía

    

No fue tan repentino el éxito como se cree, pero después de su primer álbum y de salir en televisión las fans chillaban en todas partes. Brian Epstein y George Martin ayudaron al mito

La policía trata de contener a los fans de The Beatles a las puertas de Buckingham Palace, donde fueron condecorados con la medalla del Imperio británico en octubre de 1965. / © Hulton-Deutsch Collection/CORBIS


LAS ETAPAS DE LOS BEATLES (2)

Ricardo de Querol 1 OCT 2013

Es difícil comprobarlo, pero quizás los Beatles de 1962 no habrían llegado tan lejos si una persona clave no hubiera tomado las riendas de sus carreras y otra no hubiera pulido su sonido. Brian Epstein tenía 27 años y mucha ambición cuando conoció a la banda en The Cavern y se convirtió en su manager. Los vistió de traje y corbata, los llevó de audiciones por las discográficas (muchas los descartaron pero pasó a la historia el desprecio de Decca), despidió a Pete Best (a petición de los otros tres) y consiguió un contrato con EMI. A sus 36 años, George Martin era un poco más experimentado como productor en esa compañía, aunque había trabajado con grupos de segunda fila. Le cayó un diamante entre las manos.

No fue tan rápido el estallido de la Beatlemanía como se cree, pero tras lanzar su primer LP en 1963, y sobre todo tras aparecer en televisión, son un fenómeno popular: las fans los perseguían y chillaban a su paso, los medios de comunicación hablan de ellos continuamente, dominan tanto el escenario como la sala de prensa y su fama llega a EE UU. En esta etapa se decantan por canciones sencillas y pegadizas, sin grandes pretensiones en sus letras de amor, aunque mantienen la energía y el descaro que demostraron tantas noches en los tugurios. Los gritos del público no ayudaron a mejorar su directo: importaba más verlos que oírlos y ellos se dieron cuenta. Estos son cinco momentos clave de su salto a la fama.

El primer éxito… relativo. Epstein eligió Love me do como primer single oficial de la banda, lanzado en octubre de 1962, cinco meses antes que el álbum que lo contiene, Please please me. Original de Lennon y McCartney, que desde entonces firmarían juntos todas sus canciones. Ringo Starr tardó en convencer a Martin como batería, tanto que en algunas tomas es sustituido por Andy White y Ringo toma la pandereta. Con este single se produce su debut en televisión, en el programa People and places del canal Granada. El tema les dio a conocer pero no llegó a los primeros puestos de las listas de ventas (el número uno británico se resistió algunos meses, hasta su tercer single From me to you).

Estrellas de la televisión. En octubre de 1963, los Beatles se consagran ante un público de masas al aparecer abriendo Sunday Night at the London Palladium, programa de la ITV que vieron 15 millones de británicos. El término Beatlemanía lo acuñó el Daily Mirror ese día tras comprobar el comportamiento del público, que apagó el sonido con sus chillidos. No volvieron a tocar en directo sin ese coro de fans (y lo lamentaron). De ese show es este I saw her standing there, que escribe y canta McCartney.

«Hagan palmas o hagan sonar sus joyas». El sarcarmo de John Lennon era parte de su atractivo. En un evento muy solemne, la gala Royal Command Performance en noviembre de 1963, John dice al público: «Para el último número les voy a pedir ayuda. Los de las entradas baratas, hagan palmas. Los demás, hagan sonar sus joyas». Lo dijo en presencia de la Reina Madre de Inglaterra, antes de interpretar Twist and shout, la animada canción (original de Phil Medley y Bert Russell), con la que solían cerrar sus conciertos en Hamburgo y Liverpool.

El salto a América. A finales de 1963, The Beatles editan su segundo álbum en Europa, With The Beatles, y el primero para el mercado norteamericano, Meet the Beatles (en un principio las discografías fueron distintas a uno y otro lado del Atlántico). El single I want to hold your hand alcanza el número 1 en Estados Unidos y dio pie a su primer viaje a aquellas tierras en 1964, donde recibieron nuevas influencias que resultarían decisivas en su evolución.

En la pantalla grande. A hard day’s night, de 1964, es la primera película del grupo y, gracias a su frescura, la más lograda de las cinco en que participaron. Dirigida por Richard Lester, está a medio camino entre el falso documental y el humor absurdo a lo hermanos Marx; una autoparodia, en cualquier caso. La Beatlemanía está en el centro: se les retrata desbordados aunque divertidos por la presión de los (las) fans.

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‘Je t’aime… moi non plus’

Brigitte Bardot y Serge Gainsbourg, durante la grabación de la primera versión del tema. | JR

    * La agitada historia de la canción más erótica de la música

Julián Ruiz | Madrid
Actualizado martes 01/10/2013 08:13 horas

A mediados del invierno de 1967, el compositor francés Serge Gainsbourg estaba desesperadamente enamorado de Brigitte Bardot. Hasta el delirio de haberle prometido componer la canción más bella de amor que se haya escrito jamás en el mundo. Una de esas tardes de amor y lujo, Serge convence a B. B. de que grabe esa canción perfecta de amor, pero con él.

El tema se llama ‘Je t’aime…. moi non plus’. Le explica que ambos deben estar cantando como si realmente se estuvieran haciendo el amor. Brigitte se excita con la idea y le dice que sí. Dos días más tarde, ambos graban el tema en el estudio B, de las salas de grabación de Barclay, en la Avenida Hoche, en París. Era el 10 de diciembre de 1967. Luego se ha sabido por boca del ingeniero de aquella sesión de grabación que tanto Serge como Brigitte se estuvieron masturbando para lograr mejores gemidos y susurros sexuales que fueran definitivamente reales. El arreglo era del gran Michel Colombier -Madonna lo contrató para sus temas de James Bond-.

La canción era formidable, porque tanto Colombier como Gainsbourg habían robado los mismos acordes y los pasajes de ‘A whiter Shade of Pale’, que durante los tres meses del verano había sido repetidamente numero uno en Francia. Todavía es récord absoluto de éxito en las listas francesas. Gainsbourg decía: «Ellos han robado a Bach, nosotros podemos robar a Procol Harum».

La primera esposa de Gainsbourg, es decir, Elisabeth Levitsky, que era de origen ruso, como el propio Serge, era una de las asistentes de Salvador Dalí y amiga del poeta George Hugnet. Así que Gainsbourg era un habitual en el apartamento de Dalí en París. La letra, asegura Gainsbourg, estaba inspirada en lo que decía siempre Salvador Dalí: «Picasso es español. Yo, también. Picasso es un genio. Yo, también. Picasso es un comunista. Yo, tampoco». Ésa era la idea de ‘Je t’aime… moi non plus’ («Te amo… yo tampoco»). El gran detalle significativo era haber compuesto una canción que era como la represión de no poder alcanzar nunca el amor físico hasta grados superlativos. El propio tabú del sexo. Esa letra está escrita como un auténtico diálogo entre dos amantes:

«Je vais et je viens, entre tes reins» («Voy y vengo, entre tus caderas». Literalmente: «Voy y vengo, entre tus riñones»).

«Tu es la vague, moi l’île nue» («Tú eres la ola, yo la isla desnuda»).

«L’amour physique est sans issue» («El amor físico es un callejón sin salida»).

Una vez terminada la canción, Serge Gainsbourg estaba eufórico y se fueron a un famoso restaurante parisino para celebrarlo. Allí le puso la canción a todo el mundo. Presumía de que podía haber grabado y cantado una canción «para hacer el amor» con el más impresionante símbolo sexual de toda la historia de Francia.

Al día siguiente, Radio Europe 1 radiaba el tema ante la sorpresa general. Mucha gente quedó escandalizada. Por la tarde, los abogados de Gunter Sachs, el marido corneado de Brigitte, habían amenazado con los tribunales a la emisora, mientras que Brigitte Bardot, ante semejante escándalo, le pedía encarecidamente a Serge que no publicara el disco. Gainsbourg aceptó la prohibición por miedo a las represalias de Sachs. Fue también el final de un ‘amour fou’. Exactamente, 86 días había durado el apasionado ‘affaire’ con la Bardot. El propio Serge contaba los días. El compositor intentó convencer a Marianne Faithfull, Mireille Darc y Valerie Lagrange para que grabaran las partes de la Bardot. Pero Serge no logró conseguirlo.

Una segunda oportunidad

Diez meses más tarde, el cineasta Pierre Grimblat convence a Serge Gainsbourg para que sea el protagonista del drama ‘Slogan’. Serge tenía ya 40 años. Su ‘partenaire’ era una chica inglesa de 22 años llamada Jane Birkin, que había sido protagonista del mayor escándalo cinematográfico del ‘swing’ de Londres, al mostrar el vello púbico, como modelo, en la película de Michelangelo Antonioni, la célebre ‘Blow-up’, donde aparecen los Yardbirds de Eric Clapton.

Jane Birkin llegaba al plató para sustituir a Marisa Berenson, que no quiso hacer la película. Lo que provocó un enorme enfado a Gainsbourg, porque a la Birkin no la conocía de nada. Jane estaba recién divorciada del magistral John Barry, el gran compositor de las bandas sonoras de James Bond y que acababa de obtener dos Oscar por la música de ‘Born Free’, dedicada a su amor, precisamente su mujer Jane. Barry siempre ha dicho que fue uno de los grandes amores de su vida. Pero lo cierto que Barry era un mujeriego increíble. Entre sus conquistas estaban Shirley Bassey, Charlotte Rampling, Ursula Andress, Catherine Deneuve, etc… John y Jane hacía pocos meses que habían tenido una niña llamada Kate, que en la actualidad es fotógrafo. Jane dice que John no pudo serle fiel. Demasiados viajes Hollywood. Jane se había casado con apenas 18 años cumplidos. John Barry tenía 34 años.

Desde el primer día de rodaje, Gainsbourg fue a por su presa. Había cambiado totalmente de opinión. Le parecía una criatura preciosa. Gracias al director, Pierre Grimblat, se preparó una cena, seguida de una pequeña fiesta, en la que no pararon de bailar. Luego, Serge, la llevó a su club favorito de travestis, donde salía cantar el admirable cantante de blues Joe Turner. A continuación la llevó a un club ruso, donde también le conocían. Y, finalmente, cuando ya estaba muy borracho, al Hotel Hilton.

La joven Jane Birkin y Serge Gainsbourg, fotografiados desnudos juntos. | JR

Jane recuerda que el recepcionista dijo que si Serge quería su habitación de costumbre. Jane también asegura que no hicieron nada sexualmente aquella noche. Fue bastante después, cuando Serge quiso deslumbrarla y se la llevó a Venecia, alojados en el maravilloso Gritti Palace y cenando todos los días en el famoso Bar de Harry. Tras Venecia la volvió a impresionar al quedarse alojados donde había muerto Oscar Wilde en París.

Así hasta ponerle la famosa versión ‘Je T’aime… moi non plus’ de Brigitte Bardot. Una tema que se había convertido en una obsesión para Serge. Jane no quiso cantarla desde un primer momento, porque siempre decía que no era una buena cantante. Pero Jane siempre cedía. Así que el 14 de diciembre de 1968, justo un año después de la primera versión con la Bardot, en el mismo estudio Barclay de París, Serge y Jane graban la nueva versión.

Escándalo y censura

Primero se había grabado en Londres, en unos estudios en Marble Arch, porque Jane le había pedido consejo a John Barry. Su ex marido se portó como un caballero y le sugirió que el arreglo lo hiciera el mismo músico que había hecho el arreglo de ‘Goldfinger’. Arthur Greenslade hizo un soberbio trabajo, cambiando algunas de las armonías para mejorarlas y dejar al tema todavía más cercano al ‘A Whiter Shade of Pale’ de Procol Harum.

Jane la cantó un tono más arriba que la Bardot. Todavía era más la voz de una niña. La eterna Lolita que Serge siempre llevaba en la cabeza. Exactamente, Serge coincidía con el mismo paraíso de John Barry. Pero esta vez, durante la grabación de las voces, Serge no necesitó masturbar a Jane. Ella hacía muy bien los gemidos, los espasmos, incluso improvisándolos.

Portada del single.

Serge Gainsbourg era una celebridad y una de las grandes estrellas del sello Philips, junto con Johnny Hallyday, pero la compañía tenía un pánico espantoso y todo lo que pudiera suceder a continuación. Existía el precedente de la Bardot. Así que el disco, el single, que apareció en la segunda semana del mes de febrero de 1969, se publicó con un sello en que se decía que el disco estaba prohibido para los menores de 21 años y, además, el disco no llevaba el logo de Philips, sino el de Fontana.

El disco fue inmediatamente un escándalo y noticia en todo el mundo. Gainsbourg siempre decía que su mejor agente de publicidad iba a ser el Vaticano. Efectivamente, el primero en denunciar la canción y de calificarla de obscena fue ni más ni menos que L’Osservatore Romano’. Italia prohibió incluso su radiación, a partir del mes de agosto. La España de Franco empezó a prohibirla a partir del 10 de septiembre. Más tarde hasta Suecia, Brasil, Polonia y Portugal también la censuraron. Ante tanta presión, la Philips mundial cerró los ‘stocks’ del disco y, finalmente, lo retiró de la venta.

Se llegaron a decir toda clase de calumnias. Que Jane tenía menos de 18 años, que «follaban» como elefantes… Pero nadie pudo impedir que a finales del verano ‘Je t’aime… moi non plus’ hubiese vendido ya un millón de ejemplares. Jane dice que sus compatriotas, los ingleses, nunca entendieron bien la canción, pero fueron los que más la compraron. Fue la primera canción en la historia de las listas de éxitos inglesas que llegó al numero uno en otro idioma que no era el inglés. Estuvo en la listas durante 33 semanas. Los americanos no quisieron darle propaganda. Merury Records y sus ejecutivos la calificaron de obscena, simplemente.

Roger Vadim, que lanzó a la B. B. con «… Y Dios creó a la mujer», juntó a Brigitte Bardot y Jane Birkin en su película ‘Don Juan 73’ o ‘Si Don Juan fuese una mujer’. Y las expuso desnudas, con escenas de amor. A Serge le dio mucho morbo. Finalmente, en 1986, Brigitte Bardot aceptó que se publicara su versión, con una nueva mezcla para modernizarla, a cambio que los beneficios fueran para su asociación de defensa de los animales. No fue un éxito claro, salvo en Francia.

Serge Gainsbourg murió a los 62 años, en 1991. John Barry dejó este mundo hace un par de años. Había cumplido 77. Brigitte Bardot todavía vive y tiene 78 años. Jane Birkin tiene en la actualidad 66 años y su último disco apareció hace cinco. Se llamaba ‘Enfants D’Hiver’. La hija que tuvo con Serge es la famosa Charlotte Gainsbourg, que llegó a cantar con su padre la incestuosa canción llamada ‘Lemon Incest’, cuando sólo tenía 12 años.

La Bardot resumió hace dos años: «‘Je t’aime… moi non plus’ es el más maravilloso himno que se le ha hecho a hacer el amor, un homenaje único, verdadero, fantástico». Amén.

http://www.elmundo.es/elmundo/2013/09/30/cultura/1380552581.html

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